Con motivo de la
reapertura al público de la catedral de París se ha producido el curioso
desfile de prelados en traje de fiesta, entre un público formado por gentes de
tal grado de nobleza que Nicolás Sarkozy y otros delincuentes. Vamos a charlar
un poco de tan elegante evento, pero antes debo dar una explicación:
Las firmas Teobaldo Antuña
y Miguel Ángel Fernández van a actuar más coordinadas, en una solidaria simbiosis
para defendernos de la que se nos viene encima, justo hoy, que en USA coronan
al nuevo emperador. Teobaldo publicará en Cartes de Cuturrasu, que se ha
demostrada herramienta útil, con más 150.000 visitas, y todo se publicará en la
página Teobaldo Antuña de Facebook, red de la que el otro había huido
despavorido. Cierto que tiene sus inconvenientes, pero habrá que hacer caso a
Manolo, minero retirado del trabajo, que no de la labor: “¡Cagondios, vais
dexalo todo pa ellos?”. Pues no, habrá que ponerles alguna traba.
Bien, hablemos de modas
eclesiales. En diciembre, estando a mil kilómetros de casa, llega la noticia de
una importante reestructuración en la Iglesia de Asturias. La escasez de
clientela y de mano de obra para atenderla lleva a tener que mover los peones;
el argumento es “optimización de recursos”. Nos suena mucho a quienes hemos
tenido que pelear con economistas de medio pelo.
No es que el negocio
católico sea de mi incumbencia, -cuando menos no por delante de cualquier otra
empresa capitalista-, pero curiosamente el mismo argumento, “optimización
presupuestaria” usa Francisco, el argentino que está empleado de papa en Roma,
para pedir que se ponga orden en las cuentas vaticanas. Según el diario La
Reppublica, la cuenta de explotación de la sede romana ha generado un
déficit de 84 millones de euros, pese a que ingresa la nada despreciable
cantidad de 1.152 millones.
Hay en el Vaticano 4.800
empleados, los ingresos disminuyen, así el Óbolo de San Pedro, fuente
importante de aportaciones, tiene menos cotizantes. El menoscabo es acumulativo
a lo largo de los años, lo que exige contención; se pide a los cardenales,
obispos y otros jerarcas “seleccionar prioridades y reducir gastos superfluos”.
Tranquilidad, de momento
no es necesario recurrir al Concurso de Acreedores; si bien la cuenta de
explotación anual es deficitaria, la solidez de las santas finanzas es
incuestionable. Pese a la opacidad, los informativos económicos han llegado a
calcular que los bienes inmuebles tienen un valor de dos billones de euros; a
eso habría que sumar, entre otros activos, depósitos de oro y divisas, joyas en
cantidades industriales y las innumerables obras de arte. Según otro diario
italiano, el 20% de los predios de ese país están en manos eclesiásticas. Todo esto
no es óbice para que mientras tanto se siga pidiendo para la “Iglesia de los
pobres”.
Obedeciendo las
instrucciones de arriba, van los cuadros intermedios aparentando modestia; vean
al señor arzobispo de Oviedo, abandonados los lujos áureos en la cruz pectoral,
anillos, báculos y tiaras, posando con un sencillo vestido de andar por casa,
en línea evasée, cómodo, estilo modern working man, adornado con
el simple cordón de cinco nudos propio de una de las sectas jesuitas, -cinturón
insuficientemente apretado-, y un libro de oraciones como principal
complemento.
Ha sugerido Francisco
“buscar otras fuentes de financiación”, ahí puede encajar el paseo clerical por
la pasarela de la alta moda que ha supuesto la exhibición de París. El pase de
modelos de Notre Dame puede ser un revulsivo. Jean-Charles de Castelbajac,
argelino devenido marqués, que ya contaba con precedentes entre las señoras de
la farándula, -recordar a Madonna en Like a Virgin-, diseñó para
artistas famosas, para Benetton y para la Iglesia. Un potente referente
en esta tendencia ha sido la Gala del MET.
Con carácter anual, el Metropolitan
Museum of Art (MET) reúne en
New York el primer lunes del mes de mayo a lo más florido del show business,
por el módico precio de 30.000 USṨ, ó 275.000, si encargas mesa para toda la
familia; previamente debes tener en cuenta que la asistencia está en manos de
la directora de Vogue, en cuyas páginas se publican luego amplios
reportajes fotográficos. En la edición 2018 el asunto iba de trajes religiosos
y aquí era de ver a notables modistas vistiendo con trajes celestiales a
famosos y famosas de todo tipo; en las ediciones de 8 de mayo de la revista citada, Harper's Bazaar, Vanity Fair, El País, La Vanguardia, Hola, Elle, Glamour, y
otras publicaciones filosóficas, se pueden ver centenares de fotos al respecto.
A un nivel menos mediático, pero aun así logrando unos centímetros cuadrados de efímera gloria en papel, el cura párroco de Alhaurín de la Torre, -famosa localidad, provista de presidio para las necesidades específicas de alcaldes y consejeros andaluces-, ha renovado los atuendos propios de la misa con sus casullas bien flamencas, que muestra en la eucaristía con cante y baile.
Aquí es donde engancho con la columna de
Carlos Colón (“Fellini, casullas pop y lucecitas”. Diario Málaga Hoy, 11
dic 2024); debajo queda el enlace para que puedan ver sus eminencias y el
público en general, el sensacional desfile, anticipado a los tiempos modernos,
que Fellini nos regala en la película Roma. De 1972, señalo; presidía el
Consejo de ministros Giulio Andreotti, de la Democracia Cristiana. No hubo
Abogados que con la judicatura impidieran el estreno, aunque la Jerarquía sí
que consiguió quitar algún cuadro. La cinta fue premiada en Cannes.
Enlace. "Roma" de Federico Fellini, 1972:
https://youtu.be/Z6IIVMDi1-w?
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