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Mostrando entradas de enero, 2021

Vestir a la muñeca

  Tenemos una pandemia matando gente, hay un debate europeo sobre las vacunas, el desempleo vuelve a los niveles de la última crisis económica; en ese contexto, la foto de portada del diario de más distribución en Asturies es el nuevo vestido que una feligresa le ha regalado a la Virgen de Covadonga. Menos mal que las noticias de la RTPA nos acercan a lo verdaderamente importante, el informativo del jueves 28, Primera edición, abre con el siguiente titular: “Entrenamiento de xatos para el arrastre”, y nos ofrece las imágenes de Rubio y Chato, dos terneros que son enseñados en Bodes a trabajar uncidos. No sé de qué nos preocupamos, vivimos en el Paraíso. Como un modisto asturiano ha llegado a Nueva York es bueno que nos preocupemos de la moda hasta en la cueva de Covi; las monjas, en presencia de uno de los curas que come en el santuario, visten a la imagen; se alegran de que haya donaciones. La propia Covadonga agradece el detalle a la costurera premiándola con una nieta que parecía im

Ha llegado carta de Sineu

  Tenía que haberlo dicho antes. ¡Ya casi hace un mes! Es que con esto de echar a Trump al paro se me habían traspapelado los apuntes. El caso es que en las vacaciones de invierno solía la gente escribir para desear Felices Pascuas, sin que ya nadie encontrara el sentido a la expresión. Si vamos a la etimología, o viene del hebreo “pesah” y entonces sólo es pascua en primavera, o viene del latín “pascuum”, que casi es peor: “pastizal”. Para no meter a la gente en líos, yo respondía con otra postal deseando un buen año nuevo. Pero es el caso que se ha perdido la hermosa costumbre de las tarjetas, sustituidas por bobadas cibernéticas que van de teléfono en teléfono, copiadas sin sentido, de modo que las de más éxito las recibe uno trescientas catorce veces. Ningún interés. Pero a mí de Sineu me ha llegado una carta; sí, ese cacho de papel escrito que se mete en un sobre. Y además contenía un libro. Un detalle de mi amiga Antònia Real, bibliotecaria municipal, que junto con su compañero J

Trump y Messi expulsados

Por primera vez me he sentado ante la tv para ver la toma de posesión de un presidente yanqui. No me gusta esa pompa de himnos patrióticos, marchas militares, banderas e invocaciones a ese dios que dicen que está de su parte. Sin embargo, hoy, 20 de enero, festividad de San Sebastián, quería asegurarme de que Mister Trump se iba. Pedía no volver a ver su imagen de mandatario altanero exhibiendo sus políticas pornográficas contra los débiles. En la foto de cabecera muestra su firma de acomplejado resentido al pie de un decreto contra la inmigración, tergiversando el hecho de que los advenedizos hombres blancos habían llegado de la otra parte del planeta y para asentarse masacraron a la población auténticamente nativa americana, los de piel roja. No me quiso dar ayer la alegría de verle salir del despacho con la cajita con sus pocas pertenencias; en contra de un protocolo centenario, no quiso quedarse a recibir a los nuevos inquilinos, seguramente para evitar que su señora tuviera que