El ayuntamiento de León ha negado la ayuda para la megafonía, la Junta
ni se plantea colaborar en el laico via crucis, sin embargo, milagrosamente,
saldrán de nuevo los cofrades a conmemorar a Genaro, el santo varón de profesión
pellejero que un Jueves Santo de 1929 feneció en la Carretera de los cubos,
atropellado por el primer camión de la basura de la capital leonesa, mientras
evacuaba aguas menores.

Escuché a Maximiliano, abad de la Santa cofradía genariana, y a Paco,
seise, razonar el pasado cuatro de abril en el barrio del Ejido: "La
Semana santa leonesa no tiene grandes cosas que la diferencien de otras ciudades próximas,
sin embargo son miles las personas que acuden al Entierro de Genarín, algo que
nos identifica claramente en estas fechas". Hacen sesudos economistas
cálculos acerca de cuántas personas viajarán estos días a la provincia, pero
ninguno ha llegado a medir cuántos de esos 50.000 previsibles turistas llegan
por devoción a Genaro Blanco.

La asociación El Candil es una agrupación de afanosos jóvenes del Ejido
que han convocado este ciclo de actividades bajo el epígrafe "85 años sin
Genarín"; el salón de actos, lleno de gentes de todas las edades, escucha
con atención las anécdotas de tan original celebración. "El fallecido
Francisco Pérez Herrero es el apóstol clave, formó el grupo de cuatro
evangelistas primigenios, a quienes se unieron amigos, compañeros de partida y unos
entonces jóvenes poetas, y cada Jueves santo, después de la cena canónica,
recordaban los últimos pasos de Genaro Blanco desde la Calle de la sal hasta la
Carretera de los cubos, en devota procesión". A finales de los 50 fue
prohibida con baladí disculpa; no se perdería la memoria del santo bebedor de
orujo entre sus fieles, y sería resucitada la actividad en los 70, aún con
grandes dificultades. "El gobernador civil, Aparicio, amenazó a Pérez
Herrero, en el 78 ó 79, con una multa de dos millones de pesetas, cantidad respetable
entonces. No quería que se celebrase en Jueves Santo; Pérez Herrero, aunque ya
mayor, aguantó con gallardía el desafío. Aparicio le propuso que cambiara la
fecha, que la hiciera el día de la muerte de Genaro, a lo que le respondió que
nadie en León sabía el día tal, pero sí se conocía perfectamente que había sido
en Jueves santo; y, sin hacer publicidad, ni carteles como suelen las
cofradías, acudían regularmente más de mil quinientas personas". No
sólo no consiguió nada el Señor gobernador, sino que se llevó la reprimenda del
apóstol, "¡Si son ustedes los que cambian cada año el Jueves santo, que
nos tienen mareados!" Seguía relatando el abad Maximiliano, "Viene
gente del extranjero, atraída por la fama del Entierro; un canadiense llegó con
una beca de la Universidad de Oxford para hacer su tesis doctoral sobre la
Semana santa de León, terminó haciéndola sobre Genarín".
Por estas curiosidades de la vida, en el mismo día que se celebraba esta charla, publicaba el Diario que la Junta de Castilla León declaraba Bien de interés cultural a la Tauromaquia, porque "forma parte del patrimonio inmaterial de la cultura popular y tradicional de Castilla León y servirá para preservar los valores artísticos y culturales de la fiesta de los toros, así como impulsar las actividades económicas asociadas a ella". Por otra parte, la Junta había subvencionado con 36.000 € a la Junta de cofradías.
Maximiliano, abad; Paco, seise, cerraron su intervención con el conocido
brindis, al que correspondieron los invitados, alzando los vasos de plástico que
la generosidad del Candil había preparado:
Y siguiendo sus costumbres
que nunca fueron un lujo
bebamos en su memoria
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