El jueves 22 de diciembre, a las 6'30 de la mañana entró el invierno climático en el hemisferio norte. Es un dato. Doce horas antes, con la investidura de Don Mariano Rajoy y la constitución de su gobierno, había empezado el invierno político en España. Es una opinión.
La perogrullada de frase con que titulo corresponde exactamente al estilo del líder del partido conservador. Inició la campaña electoral en Sevilla con un "haremos lo que tengamos que hacer", prodigio de claridad y definición programática; siguió manteniendo ocultos sus planes, en la seguridad de que los socialistas estaban ya autoderrotados, y culminó con una frase ejemplar: a pregunta de un diputado de su cuerda, aunque de diferente partido, sobre las retrasadísimas obras públicas asturianas, respondió "haré todo lo que esté en mi mano por resolver los problemas de Asturias". Ante tal grado de compromiso no hemos podido menos que respirar aliviados.
Explico para quienes leen estas líneas desde otros países que existe un estereotipo entre los españoles acerca de los gallegos; se dice que ocultan sus sentimientos hasta tal extremo que nunca sabes realmente lo que quieren, hacen u opinan. La broma asegura que si te encuentras con un gallego en una escalera no tendrás modo de saber si sube o baja. Es, en cierta medida, una histórica forma defensiva de los aldeanos ante los abusos de los poderosos, una muestra de la inteligencia del débil.
Lo explica muy bien Matías Vallés en su columna en el Diario de Mallorca: "Rajoy tiene un alma sin ventanas. El sexto presidente de gobierno de la democracia considera que el movimiento puede alejarlo de la meta. De ahí su asombroso quietismo"
Un alma sin ventanas, para que no le vean el camerino, pero que, a la par, le impide enterarse de lo que acontece fuera; en un nuevo mito de la caverna lo conocerá de oídas. Claro que en política no valen los amagos, cuando se está en el poder hay que tomar decisiones, y el Sr. Rajoy no puede, mal que le pese, ser la excepción, de modo que ha tenido que retratarse inmediatamente, su primera orden en materia económica ha sido congelar el salario mínimo. En los tiempos que corren deberían cambiarle la denominación; "salario microscópico", propongo (queda abierto el concurso de ideas). El resto del paquete nos ha de dejar helados los bolsillos. ¡Este invierno va a hacer tanto frío...!
La perogrullada de frase con que titulo corresponde exactamente al estilo del líder del partido conservador. Inició la campaña electoral en Sevilla con un "haremos lo que tengamos que hacer", prodigio de claridad y definición programática; siguió manteniendo ocultos sus planes, en la seguridad de que los socialistas estaban ya autoderrotados, y culminó con una frase ejemplar: a pregunta de un diputado de su cuerda, aunque de diferente partido, sobre las retrasadísimas obras públicas asturianas, respondió "haré todo lo que esté en mi mano por resolver los problemas de Asturias". Ante tal grado de compromiso no hemos podido menos que respirar aliviados.
Explico para quienes leen estas líneas desde otros países que existe un estereotipo entre los españoles acerca de los gallegos; se dice que ocultan sus sentimientos hasta tal extremo que nunca sabes realmente lo que quieren, hacen u opinan. La broma asegura que si te encuentras con un gallego en una escalera no tendrás modo de saber si sube o baja. Es, en cierta medida, una histórica forma defensiva de los aldeanos ante los abusos de los poderosos, una muestra de la inteligencia del débil.
Lo explica muy bien Matías Vallés en su columna en el Diario de Mallorca: "Rajoy tiene un alma sin ventanas. El sexto presidente de gobierno de la democracia considera que el movimiento puede alejarlo de la meta. De ahí su asombroso quietismo"
Un alma sin ventanas, para que no le vean el camerino, pero que, a la par, le impide enterarse de lo que acontece fuera; en un nuevo mito de la caverna lo conocerá de oídas. Claro que en política no valen los amagos, cuando se está en el poder hay que tomar decisiones, y el Sr. Rajoy no puede, mal que le pese, ser la excepción, de modo que ha tenido que retratarse inmediatamente, su primera orden en materia económica ha sido congelar el salario mínimo. En los tiempos que corren deberían cambiarle la denominación; "salario microscópico", propongo (queda abierto el concurso de ideas). El resto del paquete nos ha de dejar helados los bolsillos. ¡Este invierno va a hacer tanto frío...!
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Dibujo publicado sin la autorización del diario La Nueva España y espero que con su comprensión |
Sigo pensando que el campeón de la retórica confusa con el verbo "hacer" es Bauzà, presidente de Baleares: http://www.youtube.com/watch?v=wTgj0cYjQSs
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