“Los que pensaron que era inmortal se equivocaron. Solamente era
indestructible. Se nos ha ido casi con discreción. Se fue Ángeles Flórez
Peón, que era mi madre, pero queda Maricuela,
que en Asturias es un icono…” El hijo menor de Ángeles Flórez Peón, conocida popularmente como Maricuela,
que nos ha dejado a los 105 años y medio, hablaba a las personas que llenábamos
el salón del tanatorio de Cabueñes (Gijón) a las cuatro de la tarde del sábado
25 de mayo.
“…es un icono que no morirá
nunca. Es un patrimonio para luchar por la Libertad. Como ella nos recordaba,
hay que seguir luchando cada día”. Y con ese discurso conocí yo a Maricuela. Apareció en la Fiesta del Oso
Regicida, esa genial idea puesta en marcha por el Ateneo Republicano de
Asturias para resarcir al pueblo astur de que una de sus hijas se emparentara
con los Borbones.
De la mano de Paco Prendes,
bastión de las ideas tricolores, apareció en la aldea de Llueves una anciana de
poca estatura física, gran sonrisa, delicados modales y firme discurso, que nos
arengó para seguir peleando cada día ante el peligro de que volviesen los
fascistas que tanta sangre habían derramado en estas tierras.
Luchar a diario y luchar
unidos, “sin tener en cuenta el carné del partido” nos repitió durante los 20
años siguientes, y lo llevó a la práctica. Era habitual verla a ella, tan del
PSOE, ir de la mano con otra ilustre pérdida, Anita Sirgo, tan del PCE; en el
Mazucu, en el Pozu Fortuna, o en cualquier manifestación, con la bandera
tricolor de la República. Cuando falleció Anita, Ángeles declaró a la TPA, “se
me ha muerto una hermana”.
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Homenaje a Anita Sirgo 2023 |
Seguía rememorando el hijo, José Antonio Rozada Flórez: “En este momento quiero recordar cosas alegres, como era ella…Claro que a veces me daba con la zapatilla, también”. Sonriente, pero imperativa cuando tocaba. Independiente, con carácter, regresó del exilio ya mayor y vivió sola mientras las fuerzas físicas se lo permitieron.
Unos meses después le pedí
que estuviera en la mesa cuando presenté el libro sobre Paco Robles, “niño de
la guerra” leonés exiliado en el Reino Unido. Aceptó encantada a presidir el
acto en el Ateneo Obrero de Gijón y, desde luego, fuimos de sidrería a
continuación; dos veteranos con buen apetito, cenando a sus anchas y hablando
por los codos.
La invitaron de la Asociación Memoria y Dignidad de Soria
para la celebración de la Semana de la Memoria Histórica, llamó a María Jesús
para que la llevara y nos invitaron a Lourdes y a mí acompañarlas. Faltaban
diez días para que cumpliera 101 años; cada jornada hubo que pelearse con ella,
empeñada en pagarlo todo. Su comportamiento con la organización fue ejemplar;
en el acto fue extremadamente cariñosa con el público, su discurso hizo llorar
de emoción a las jóvenes que la escuchaban por primera vez. “Hay que luchar
cada día; hay que luchar juntos”.
No es el caso.
Afortunadamente, ha dejado grabados numerosos testimonios orales, y escritos,
ella que anotaba todo; entre ellos su presencia en Facebook desde 2014 y dos
libros de memorias. Mi preferido es el primero, editado por la Fundación José
Barreiro (FSA-PSOE); en él se puede leer claramente que se apuntó, como todos
los jóvenes de Carbayín, el pueblo minero donde vivía entonces, a las
Juventudes Socialistas Unificadas, y en el momento del golpe militar de Mola,
Franco y sus secuaces, afiliados y afiliadas acudieron voluntariamente a
defender la República.
Ella fue destinada a una
cocina en Colloto, su presencia en el frente consistió en repartir el rancho
cuando otra compañera fue herida. Alejadas las mujeres de las trincheras, pasó
luego a ser enfermera en Gijón. O sea, ni un tiro. Antes al contrario, en 2022
estuvo en un homenaje que le rindieron en Elgeta (Guipúzcoa), entrevistada por
Iban Gorriti para Naiz, declaró: “Yo
no quise coger el fusil”.
Ángeles tampoco era
analfabeta. Titula S.F.L. en La Nueva
España que “aprendió a leer en la cárcel” y lo repite en la crónica. Es
cierto que en esos años pocos se escolarizaban, había que trabajar enseguida,
ahora bien, una persona que se ganó el apelativo haciendo teatro, probablemente
sabía leer. En la página 111, recién detenida en Oviedo, a la espera de juicio,
cuenta que recibía y escribía notas. Es difícil pensar que fuera iletrada quien
relata que a su madre “le gustaba mucho leer y escribir”, y que “mi padre iba
por los pueblos a vender libros”. Murió el hombre en 1934, la joven Ángeles ya
estaba más que alfabetizada: “Era la manera que los obreros podíamos
leer…Nosotros podíamos leer cuando era mi padre quien los vendía por los
pueblos”.
1934
cambió su vida. El año en que murió su padre, atropellado
por un coche conducido por un militar; en razón del rango del culpable no hubo
indemnizaciones. Otro hecho resultaría mucho más traumático. Había habido una Revolución
a la que sus escasos quince años habían prestado poca atención: “Yo lo único
que conocí de la huelga es que no había pan”. Los primeros pasos de los
revolucionarios fueron rodear los cuarteles de la Guardia Civil; la mayoría se
rindió, los que resistieron fueron asaltados. En el de Sama de Langreo murió el
Capitán José Alonso Nart mientras huía. Derrotados los revolucionarios, su hermano,
el teniente Rafael Alonso Nart, decide por su cuenta la venganza; detiene
arbitrariamente a los que define como culpables y los manda ejecutar
clandestinamente “junto al grupo minero El Rosellón”.
La Fundación José Barreiro
guarda algunos documentos al respecto, algunos estremecedores por la crueldad
de los hechos; los presos atados en reata y sacrificados con las bayonetas, sin
tiros, para no despertar al vecindario, y con esmero, “había que tener cuidado,
no quedara alguno vivo y nos denunciara”.
Las “Memorias de Ángeles
Flórez Peón” contienen una errata muy llamativa, señalan como fecha del golpe
militar el 18 de junio de 1936. Narran
luego los detalles de la entrada de los nacionales, la detención y la farsa de
juicio con el mundo al revés: Los militares que se levantaron contra el
gobierno elegido en las urnas condenan a quien lo defendió “por un delito de
auxilio para cometer un delito de rebelión militar” (sic). De nuevo el artículo
de LNE se equivoca y dice “a cadena perpetua”. Ésa fue la petición del fiscal,
la resolución del Consejo de guerra de 2 de febrero 1938 fue de quince años de
cárcel, rebajados a nueve posteriormente.
Lo que Ángeles relata de las
cárceles de Franco va en la misma línea que otros miles de presos han referido.
Personas detenidas sin saber por qué o con acusaciones banales, “era modista y
en la guerra hacía ropa para los milicianos”; hacinamiento, escasez de higiene,
abundancia de parásitos, “estábamos rodeadas por las compañeras cuando una me
vio un piojo. Era grande y de color blanco. Me dio un asco, el saber que tenía
un piojo en mí…Con ese piojo se armó un jaleo. Le quisieron hacer un consejo de
guerra. Lo habían puesto en el suelo y formado un tribunal”. Humedad, frío, hambre, enfermedades
infecciosas, incertidumbre del futuro, malos tratos…”Las dos jóvenes habían
sido violadas por un grupo de soldados. Estaban las tres negras de los golpes
que les habían dado…En la cárcel de Infiesto el juez las reunía y escogía la
que le gustaba, y la llevaba para violarla”.
Testimonios de la actuación
de los falangistas; en los pueblos, “paseando” a quienes consideraban enemigos;
ante la cárcel, pidiendo ajusticiar a los presos, “la Dirección pidió refuerzos
a la Guardia Civil para poder contenerlos”; o con las falsas liberaciones.
Cuenta Maricuela un hecho crudelísimo
del que ya teníamos noticias por el secretario de juzgado burgalés que escribió
su testimonio en “Doy fe”: venían a las cárceles con listados de personas
liberadas, una vez fuera las fusilaban. Ángeles: “Aquello fue una explosión de
alegría. No se podían creer que saldrían en libertad después de tanto tiempo
sin saber por qué estaban allí y sin acusarlas de nada…Pararon unos días y fue
la consternación completa cuando nos enteramos de que, aparte de Elisa, (la recogieron
sus tíos falangistas), las otras habían aparecido asesinadas en las playas”
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El Mazucu 2017 |
Por fin, la libertad en
1941. No andaban las cosas mejor en la calle, cárcel sin barrotes, así que el
exilio en Francia fue el camino. El reagrupamiento familiar, una vida poco a
poco normalizada que duró hasta el fallecimiento del compañero. Los hijos ya
encarrilados, regresa a España.
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Con Paco Robles 2019 |
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Cien años puño en alto |
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Soria 2019 |
Gracias, Ángeles.
Cuántas personas como ellas seguimos necesitando !!!💪💪❤️💛💜
ResponderEliminarEs una vida entregada a los demás y una lucha por las LIBERTADES , siempre ha cautivado a todos y todas cuant@s hemos tenido el honor de tratarla , por su humildad y su bondad hacia los demás su figura menuda se agigantaba cuando hablaba de LIBERTAD .
ResponderEliminarSIEMPRE ESTARÁ PRESENTE EN NUESTRO CORAZÓN Y SERA NUESTRA GUIA PARA LA IGUALDAD Y SOLIDARIDAD.
D.E.P.