Sin que sirva de precedente,
he escuchado una y otra vez su discurso de despedida. He estado atento, he
tomado notas, las he repasado, no he visto ni una sola autocrítica. Malo.
Parece ser que pese a sus esfuerzos
“por este país” lo único que ha conseguido es “convertirse en chivo expiatorio”
de la derecha; “es evidente que al día de hoy no contribuye a sumar” para
lograr el éxito electoral. “Por lo tanto, hay que tomar decisiones…” Y se va.
Eso sí, dejando dicho quienes han de gestionar su legado político; Yolanda Díaz
para el Gobierno, Isa Serra desde la oposición madrileña.
Bueno, pues gracias y buena
suerte. Pero verás, Pablo, yo creo que te equivocas. Una vez más. El partido
que creaste con otros y desarmaste tú solo, en mi molesta opinión tiene otras
tareas. Debería de tenerlas, vaya.
La primera, discutir seria y
abiertamente un balance. Con tu presencia, desde luego. No la habitual asamblea
autoproclamatoria, sino un profundo análisis de situación. La segunda, dotarse
de una perspectiva estratégica; definir claramente si de lo que se trata es de
cambiar este sistema que nos mata, trabajando codo con codo con sus víctimas, o
refugiarse en sus amplios, cómodos y retribuidos despachos.
Después de esto ya se podrán elegir a las personas, sobre unas bases que pareces haber olvidado: no acumular cargos, mandatos de tiempo restringido, limitación salarial…Porque, te recuerdo, que los históricamente sojuzgados, cuando pensamos que habíamos echado al granjero, escribimos en el frontis de la granja: “Todos los animales somos iguales”. Sin embargo, con nocturnidad y alevosía, llegaron otros que rectificaron, -en inglés, claro, que por algo son los más preparados-, “…but some are more equals tan other” (pero algunos son más iguales que otros) Agradecimos la explicación, ¿sabes?
El día 4 tomé el café mañanero
con mi amigo Antón Saavedra para hablar de un proyecto editorial común. Tanto
él como yo habíamos acogido en su momento con alegría el proyecto Podemos; yo
más escéptico, él más volcado a la causa. Hablamos del desastre que se
avecinaba en Madrid las horas siguientes y no se pudo contener: “¡Cango´n la
madre que lu parió, otru Felipe!” Estaba en el mismo nivel de decepción que
cuando la deriva derechista de aquel PSOE de González que se había encaramado
en las mayorías absolutas de las izquierdas, para luego llevarnos a las
reestructuraciones, a la doma de los sindicatos y a la OTAN.
Antón sí tiene derecho a
señalarte con el dedo. Él trabajó en el Pozu Fondón, tuvo relaciones
internacionales con sindicatos mineros, negociación con empresarios mafiosos
sin dejarse contagiar; fue asaltado por los sindicalistas corruptos del SOMA… Y
siguió viviendo en la barriada; primero en la de Lada y luego en la de la
Juécara; ahora, que anda mal, por eso de las rodillas, ha bajado a Sama, donde
se han abaratado mucho los pisos desde el cierre de los pozos. Y no tiene piscina, va a la municipal, -aunque
no tanto como debiera-.
La innecesaria entrada en el
gobierno de España aumentó las esperanzas en la gente de que se solucionarían
sus problemas; poco a poco se han venido abajo. Una vez más. Las leyes
laborales de gabinetes anteriores siguen fastidiándonos; si nos quejamos en voz
alta la ley mordaza nos acalla. La Banca nos hace pagar por nuestro propio
dinero, no nos devuelve lo invertido en su salvación, las absorciones dejan sin
ahorros a los pequeños accionistas, gana millones a espuertas, y pese a ello
propone nuevos despidos; cuando se complete el ciclo 125.000 personas habrán quedado
sin empleo en el sector, y muchas más sin servicio en los pueblos. No es
posible detener el paro con la pandemia, los mecanismos paliativos no están
funcionando; el Salario Mínimo Vital está siendo inoperante, en medio año
solamente el 25% tenía sus casos resueltos, a los nueve meses no ha mejorado la
cosa, véase en Asturias: 14.000 familias en el limbo. Se pusieron hermosas
macetas en las ventanas del Sistema, pero no se tocan sus sagradas estructuras.
Con este bagaje apareció por
Madrid, como un paracaidista, al grito de “Esto lo arreglo yo”. Una operación
probablemente bien pensada, pero muy mal calculada. El principal partido de la
oposición en la Asamblea no había ejercido; Gabilondo se había ganado el
apelativo de El Mudo por su escasa presencia, y recordemos que Franco
prohibió las manifestaciones del 8M, para alegría de una derecha en plena
ofensiva antifeminista. El aumento de votos de MasMadrid y Podemos, -cuya
separación no está políticamente justificada, por cierto-, no alcanzó para
cubrir el espectacular batacazo de un PSOE sin rumbo ni patrón.
Se queja Pablo Iglesias de que recibe un insoportable acoso personal. Los alborotos a la puerta de su casa, las pintadas en el pueblo de vacaciones, las campañas de prensa, los insultos en las redes, los anónimos…Hechos lamentables, pero no únicos; la historia, grande y pequeña, de la lucha social está llena de agresiones a sus líderes, -despidos, palizas, exilio, cárcel-, innumerables de ellas incluso funestas, pero los destinatarios reales no eran ellos. Se trata, en su cabeza, de escarmentarnos a todos, de paralizar de miedo al movimiento obrero. Las balas del sobre no iban a la atención del responsable de Podemos, sino a la de “los 26 millones de hijos de puta” que algunos proponen fusilar.
que bueno. Todo.
ResponderEliminarPena que, cuando hacemos estas reflexiones, nos cuelguen
Intento no entrar en polémicas estériles, aunque no estoy dispuesto a que los gamberros me silencien. En ciertos momentos hay que manifestarse; de hecho, aunque en otras ocasiones tengo iconos, en estos días he puesto mi foto en la redes, para no ser un anónimo más en este maremágnum cibernético.
EliminarYa lo he dicho: si los asbios --o los que saben más-- han escrito lo que constan estas pçaginas más arriba, lo mejor que hago es guardar un respetuoso silencio de
ResponderEliminaradmiracion y adhesión. Y seguirles .
No hay que seguir a nadie a ciegas, pueden llevarnos al precipicio. Analicemos lo que dicen, y, sobre todo, lo que hacen: "Por sus frutos los conoceréis".
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