El sábado, 5 de septiembre, se celebró el Día
internacional del buitre. Es una buena cosa, recordar cuando menos una
vez al año causas olvidadas, aunque progresivamente el listado de la ONU se parece más
al santoral vaticano, hay varias celebraciones cada jornada. Luego, cada uno elige
el santo de su devoción; en este caso me ha sorprendido que los medios hablen de
pajarracos y no se acuerden del Día de la Mujer Indígena. Debe ser
porque a la par se anuncia la absorción de Bankia por la Caixa. Escribiremos de
buitrerío.
El Banco de España venía expresando su preocupación por la
“escasa rentabilidad” de la banca nacional. Los balances hablan de miles de
millones de beneficios, pero muchos menos que antes; el Banco de Santander, por
ejemplo, ya ha anunciado que no repartirá dividendo, por si los buitres.
Leo los comentarios de los entendidos y dicen que mientras
el margen que se les exige por los accionistas viene a estar entre el 10 y el
12%, este año andan en torno al 6, e incluso en ocasiones al 2%. Evidentemente, en los últimos años se está complicando su negocio
tradicional, tomar dinero ajeno y prestarlo, porque las inversiones en ladrillo
habían sido ruinosas y no encontraron alternativas. Así las cosas, si no es
posible aumentar los ingresos por esta vía acuden a la más fácil: aumentar las
comisiones a los clientes. Estamos en sus manos, es obligatorio tener cartilla
en el banco, incluso si eres pobre de los de pedir: para recibir el seguro de
desempleo, la pensión, una ayuda pública, debes dar un número de cuenta. El
derecho de ciudadanía no te lo da el Estado, sino la Banca.
Todavía no era suficiente, así que recurren a las fusiones.
Es bien cierto que el tamaño de la empresa permite mejorar eficiencias, pero en
este caso el ahorro irá por la vía de enviar gente al paro. Datos: Entre Caixa
y Bankia tienen en el país 6.279 oficinas, hasta ahora se encontraban ambas
marcas incluso en la misma calle, eso implicará cierres, los 46.719 empleados
pueden empezar a tentarse la ropa, más de una decena de miles perderá su
puesto.
Los comentaristas de la derecha me colgarán la misma etiqueta que a
Podemos, “siempre estáis en negativo”. Y tanto, calculo que en el plazo de cinco
años la nueva corporación habrá perdido 20.000 empleos. (¿Nos jugamos una de
sidra?) Pero hay otro peligro añadido: habida cuenta de cómo funciona el
control de la competencia, cuantas menos entidades financieras queden más fácil
será que se pongan de acuerdo en subir comisiones, en bajar, -más si cabe-, los
intereses con que retribuyen nuestros ahorros, y en disparar el coste de los
préstamos que nos hagan para financiar el coche, para pagar las mejoras de la
casa o la endodoncia del pequeño.
Anteayer, en una comida (muchas gracias por tu
hospitalidad, Germán Mayora), relataba un ciudadano que le habían clavado 36 €
por el mantenimiento de la tarjeta en un semestre, además del coste de la
propia cuenta; otra comensal le decía que si se cambiaba de entidad le pasaría igual en la siguiente. Es la realidad, los estudiosos de las técnicas de mercado llaman a
esta posición la de “clientes cautivos” y saben que si caemos en ella nos
pueden torturar.
Hay algo más que considerar, salvar del naufragio a Bankia nos ha costado 24.069
millones de euros, que no vamos a recuperar sólo con que Rato esté unos añitos
en la cárcel; de momento, se han reembolsado en torno a los 3.000 millones, el
intercambio de acciones, dicen quienes saben, podría reportarnos una cifra
parecida, con lo que 18.000 de nuestros millones tienen un futuro incierto.
O sea: Corremos el riesgo de no cobrar la deuda, más de 10.000 personas irán al paro, y tendremos menos capacidad de defensa contra los grandes. Mal futuro para un pueblo harto de malas nuevas, nos caerá encima otra plaga bíblica. Por casualidad, se publica una información astronómica que tiene un profundo sentido simbólico, dos agujeros negros (restos de estrellas colapsadas) se han fusionado; realmente la noticia se produjo hace siete mil millones de años, pero la recibimos ahora, gracias a las ondas gravitacionales,
Hace falta un banco público que compense la concentración de los privados. Desaparecidas las cajas de ahorro, asesinadas por los intereses de la gran banca y la ineptitud de algunos mandatarios, los pocos que han sobrevivido se van a comportar como vampiros sanguinarios; casi que voy a llevar mi cuenta (corriente, muy corriente) al Banco de Transilvania. Si me han de chupar la sangre, al menos que lo hagan los profesionales.
#DiaInternacionalDelBuitre.
Notas: Los datos se han
obtenido y reelaborado a partir de las informaciones de los diarios La Nueva
España, ABC y El País. La foto de portada procede de la
página web Sentir África, la ilustración del texto la obtuve en
Brasov (Rumanía), en 2011.
Pido expresamente perdón a
los buitres, esos afanosos basureros de la naturaleza, por compararlos con los
capitalistas de la banca.
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