Patricia Valley no pudo venir; ya se sabe que una artista tiene compromisos que le llenan la agenda, sin embargo está también comprometida con el Ágora de la Poesía. Se celebraba la edición número 50, no podía faltar su colaboración, así que se lo encomendó a la madre, Charo de la Fuente, que para estar se exige un tremendo esfuerzo personal.
La luz
Que duela
Que arda en las retinas.
Han venido muchas gentes a esta celebración redonda; de Alcalá de Henares; Valladolid, Palencia y Salamanca; de Asturies y Córdoba; de Madrid. León para esto no está solo. El hemiciclo de San Marcos tiene los asientos duros, pero las piedras se cubren de poetas, curiosos y espectadoras el último viernes cada mes, en la estación que fuere; desde el Bernesga, la brisa nocturna obliga hoy a abrigarse, incluso aunque contemos con el chocolate y el bizcocho de los Pinto&Prieto. Los fotógrafos profesionales dejarán constancia gráfica. Cartago, Lomana. El Caminante repartió el número veintinueve de esa formidable cabezonería de letras impresas en papel, Sentimientos invisibles, que en este número cuenta con una colaboración desde la China. Muñiz, Felipe, Cristina, Ana, Felisa; Chus (con muleta, pero con taconazos, que no se diga), Campal…Irene, que vino un día medio de incógnito, con los padres, y ya no falta nunca; hoy ya hay otra chica quitándole el honor de “más joven participante”. El Ágora engancha; sobre todo porque “no tiene puertas ni ventanas, se entra y se sale cuando se quiere…” (Ramiro Pinto, entrevista en Radio Universidad Alcalá de Henares). Como siempre hay gente nueva, abundan las sorpresas por ambos extremos de la banda de edades; hoy todavía se preguntan algunas a quién pertenece el magnífico par de zapatos que MOBT fotografió a todo color. Algunas pistas: es una artista, de familia de artistas, con lazos a ambos lados del Payares; solución en el Ágora nº 51, el viernes 28 de julio, que ya debería permitirnos acudir sin chaqueta.
Como bien sabes yo no soy poeta ni lo quiero ser, pero sí admiro a quienes hacen malabarismos con las letras; tal y como acostumbro traje para leer dos textos en asturiano, de Solinca Turbón en esta ocasión, -langreana con trazas del Barriolpilar-, que cada vez que
publica gana premios. Poesía, “Montaña na
que furo/ ten piedá desti mineru”, y prosa:
L’amor
Hai tantes coses que te da el amor y tantes otres que te quita…Primero vienen les miraes, les cites prestoses, les caricies per encima y per embaxo de la ropa, la pasión, eses palabres que tanto respiguen y esos momentos na más pa ti y pa mí. Llueu les coses suelen complicase y lleguen los problemes: les coses de perres, el comese la tiesta col por qué nun me fales o me fales enfadau, la to familia colos sos cantares, el a ónde vas o a ónde dexes de dir, lo que dices y lo que calles…
Abúltame que son munches coses, ye una suerte que nunca llegara a conocete.
Habíamos llegado
corriendo. Antes, a las ocho, que luego era a y media, y terminó siendo a las nueve, habíamos estado en la Casa de la Cultura de Trobajo del Cerecedo el grupo La Luciérnaga representaba teatro negro, que no es de crímenes ni
eso, antes al contrario, más bien para público infantil, como yo; pero se juega con la
obscuridad de la caja escénica. Aquí abro paréntesis para quitarme el sombrero
ante Yolanda Prieto, capaz de mantener la coordinación de un hogar con un Ramiro, dos
hijas, dos perros, tres hijos, una novia, y todas las amistades de todos que
pasan todos los días por allí. Además trabaja fuera, lee libros, canta en un
coro, y dirige esta compañía de voluntariosas mujeres, que hacen los trajes,
los decorados, los escenarios y lo que sea menester. Cierro paréntesis, que
deberían ser, más bien, signos de admiración. Disfrutamos como los chavales, aunque no nos atrevimos a dar voces como ellos. Antes, entre otras personas, saludamos al Clown, del que hablaremos otro día; le prometí enviar las fotos que le debo.
Siguiendo el ritmo
frenético del fin de semana, salimos sin transición hacia San Miguel de Escalada. Aquí otro protagonista ante el que
descubrirse, Alfredo García, con capacidad para convencer a patrocinadores,
traer autores y atraer público. Nos ilustró sobre uno de los beatos de San
Miguel, que se expuso en facsímil; un libro iluminado, "un libro de luz". Unas doscientas personas llenaron el pequeño
templo mozárabe de la Ribera del Esla para escuchar música y poesía.
La música a cargo del piano de Marta Muñiz y la voz de la soprano Ana Clara Vera; la lírica fue responsabilidad de Antonio Merayo, Julia Conejo, la propia Marta y Antonio Agudelo. Al final se repartió un pequeño libro con obra de los cuatro; no le habían marcado precio, lo que voluntariamente se aportó como donativo se dedica al mantenimiento del conjunto, templo desacralizado de uso público para eventos culturales. La luz, de nuevo; el sol jugó entre los arcos de herradura del bello edificio.
Acordaos
de los poetas
que embellecen con palabras admirables
sus visiones misteriosas
y sus historias de esperanza en todo lo venidero
¡Que suene aquí su voz un año
más!
La música a cargo del piano de Marta Muñiz y la voz de la soprano Ana Clara Vera; la lírica fue responsabilidad de Antonio Merayo, Julia Conejo, la propia Marta y Antonio Agudelo. Al final se repartió un pequeño libro con obra de los cuatro; no le habían marcado precio, lo que voluntariamente se aportó como donativo se dedica al mantenimiento del conjunto, templo desacralizado de uso público para eventos culturales. La luz, de nuevo; el sol jugó entre los arcos de herradura del bello edificio.
No faltó tampoco a la
mañana siguiente esa luz, en el Monasterio de Santa María de Sandoval. Tiene una historia extensa e intensa, como es de prever, que incluye el levantamiento de los vecinos después de la Desamortización; la familia que compró el edificio quiso vincularlos a él, como en los tiempos de los siervos de la gleba. La unión de la gente común lo evitó. Dejado de la mano de los hombres, precisa el conjunto una intervención
para consolidar estructuras constructivas; en lo que se mantiene en pie
escuchamos cantar vísperas a la Coral gregoriana del Císter de Sandoval,
también a recinto lleno.
Exortum est in tenebris lumen rectis.
(De las tinieblas sale una luz para los honrados).
Son los cantores un grupo de entusiastas que lucha por mantener el rico patrimonio leonés y que merece nuestro aplauso. No cobra por esta actuación; la aportación monetaria voluntaria del público se destinó a las víctimas de los bombardeos de Siria. Se puede escuchar a la Coral el primer domingo de cada mes, a la misma hora, en cuanto llega el buen tiempo. Como de costumbre, después del canto de vísperas, Felipe condujo la visita explicada al convento; imprescindible.
Y luego ya nada más.
Las amistades de Mansilla tuvieron a bien invitarnos a su compañía y a una
paella antológica; luego, un baño en el Esla y regreso a casa en un Alsa
considerablemente retrasado. Nuestro agradecimiento a las hospitalarias gentes
de León; nos tratan tan bien que no verán la manera de librarse de nosotros.
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