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5 de agosto de 1912



Si todo transcurre normalmente, estas páginas serán capítulo de un libro a final de año; quiero, no obstante, compartirlas con vosotros, aun siendo época vacacional; porque las intenciones humanas no siempre se cumplen, porque la situación nos enseña que la Historia es una línea espiral, y porque en aquellos años no existía el concepto vacaciones; como mucho, -algunos con posibles-, “veraneaban”.
Para el desarrollo de estas notas he contado, aparte de otras obras que menciono al pie, con la inestimable colección de artículos del diario El Noroeste, que se pueden leer en la copia virtual que mantiene la Hemeroteca de Gijón. El corresponsal de este periódico, que firma Zapico, informa día a día del desarrollo del conflicto y toma partido abiertamente por los trabajadores. (Foto de portada: Fábrica de la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera, 1920).
Duro y Compañía había pasado una situación complicada. A la muerte del gran patrón, Pedro Duro Benito, en 1886, ya se cernían nubarrones: La tecnología había avanzado, la competencia interior,-Vizcaya-, se había espabilado, y la exterior,-Reino Unido-, hacía gritar auxilio en forma de aranceles al gobierno de Madrid. Luis Adaro y Magro diseñó un plan estratégico para asegurar una siderurgia integral, es decir, que controlara desde el arranque  de los minerales, pasando por la obtención del arrabio, hasta los productos elaborados. Dejar de producir hierro barato para pasar al novedoso acero que requerían los nuevos tiempos. En ese plan incluía la compra de las factorías transformadoras vecinas para conformar, a principio del siglo XX, la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera (SMDF). Aún así las dificultades siguieron, apenas se generaron beneficios en 1903 y 1904, y se contabilizaron pérdidas los tres años siguientes; fue necesario inyectar liquidez a la empresa para acometer inversiones de choque. 
Talleres del Conde, 1899
Entre las empresas adquiridas estaba la muy interesante, -aunque tampoco boyante de efectivo-, Compañía de Asturias, de Arnaldo Sizzo y Wenceslao González, donde a las doce horas del 5 de agosto de 1912 saltó la chispa. Especializada en productos transformados, como tuberías y moldeados, era popularmente conocida como “los talleres del Conde”, por el título nobiliario de Sizzo. De acuerdo con los usos de la época, era habitual que los trabajadores continuaran la tarea por la noche, es decir “doblaran”, cuando los pedidos lo exigían. Sin embargo los ajustadores estaban hartos de los malos modos del maestro José Palacios, en un momento determinado se negaron a doblar. Con su peculiar concepto de la autoridad el jefe del taller sancionó a tres de ellos; inmediatamente acudieron al superior jerárquico, Señor Regueral, que anuló el castigo. Sin embargo Palacios se arregló para quitar la prima de producción a uno de los afectados; de manera alevosa, sin aviso, el trabajador se enteró el día de paga. En esta ocasión Regueral ya no quiso hacer de menos a su maestro y mantuvo la sanción; los ajustadores del taller de Construcción decidieron ir a la huelga exigiendo el despido de Palacios.
Desde el primer paso los trabajadores afectados informan a sus compañeros en el Centro obrero La Justicia, donde ya funciona como tal la CNT; su actuación es aprobada por las sucesivas asambleas. Al contrario de lo que sucedía en la minería, las ideas socialistas no calaban en el metal; con fecha 10 de agosto aparece un anuncio de prensa por el que se convoca a constituir un sindicato metalúrgico, en la sede de la agrupación, c/ Julián Duro, 8 de La Felguera, firmada por su secretario, Francisco Bengoa Ferrero. A él pueden pertenecer todos los metalúrgicos sin distinción de ideas.
Palacios se queja amargamente ante la dirección de la Duro y la prensa de la mala fama que se le está creando en el pueblo; asegura que en veinte años de trabajo apenas ha puesto nueve sanciones. Ante la falta de diálogo por parte de la patronal los ánimos se van encrespando; a la semana el conflicto ya salta a la primera plana del Noroeste. Los negociadores obreros presentan a dirección y diarios una relación firmada por los interesados en la que se puede leer la lista de sanciones impuestas por el maestro conflictivo, Como prueba de atropello e injusticia hacer resaltar una multa de medio día impuesta a un anciano barredor o encargado de limpieza, por el delito de haber regado poco el taller. Aportan también el testimonio del guardia jurado, que demuestra que Palacios mintió en el horario del trabajador castigado. Tampoco son escuchados; el conjunto de ajustadores de SMDF decide parar, con lo que el mantenimiento de las factorías pasará dificultades; se incluye en las exigencias la revisión del reglamento de régimen interior. La huelga alcanza desde hoy a más de 100 hombres, informa Zapico.
Por fin, ante la falta no ya de soluciones, sino ni siquiera de diálogo, se generaliza el paro. El viernes, 17 de agosto, el amplio salón se hallaba materialmente lleno de obreros…La discusión, como digo, fue breve. La asamblea sancionó la conducta de los obreros en huelga y aprobó las reclamaciones acordadas por las directivas:

  1. Reforma por acuerdo entre las partes del reglamento de régimen interior
  2. Aumento salarial de 3 reales para quienes cobren menos de 11; de 2 para los de 11 a 16, y de uno para los de más de 16.
  3. 10% de incremento para destajistas.
  4. Mínimo de 11 reales para los ancianos, cuyo sueldo fue rebajado a 2 pesetas hace ya tiempo.
  5. Despido de José Palacios.


Se inicia una lucha terrible que durará seis meses; la SMDF quiere ser ejemplo para la patronal, CNT quiere demostrar la fuerza de la organización sindical. Se pondrá a prueba la solidaridad de la Asturias proletaria, que responde como es habitual; en todas partes se recauda para sostener a los huelguistas, pero la larga duración del conflicto genera dificultades a los más débiles: se acaban los fondos del Centro obrero, lo que viene de fuera no es suficiente, se plantea llevar a los niños a otras localidades para que al menos puedan comer…
Centro obrero La Justicia (fecha indeterminada)
En este contexto, en septiembre, tiene lugar una asamblea fundamental para entender las diferentes formas de pensar en el seno del movimiento obrero asturiano. Se reúnen en el Centro obrero La Justicia delegados de Gijón, Oviedo, Mieres, Avilés y Langreo. Iniciada la asamblea Teodomiro Menéndez informa de que la empresa tiene en estudio unos planes de re-estructuración en los que duda si volver a abrir o no; en caso afirmativo avisará en su día. Rodríguez de La Felguera dice que no pretende marcar rumbos a la asamblea, pero se debe tener en cuenta que la empresa Duro-Felguera mantiene en su destino a todos los empleados de la Fábrica, y circulan rumores insistentes de que ésta se abrirá en breve con obreros esquiroles. Se discuten diferentes posiciones sobre qué deben hacer el resto de las localidades para apoyar la movilización. Riestra (José María Martínez, dirigente de CNT, con nombre supuesto porque andaba perseguido) cree que la línea a seguir es: primero, boicot a los productos de Duro; segundo, declarar la huelga en los grupos mineros de la Empresa; tercero, declarar la huelga general en la provincia.
Manuel Llaneza habla en nombre del Sindicato Minero; echa balones fuera, dice que el organismo que representa no le confirió poderes para discutir estos asuntos. Nadie se cree que el líder del sindicato no pueda decidir, entonces, a título personal, opina en sentido negativo, por entender que el sostenimiento de 5.000 mineros en huelga sería difícil. No considera que la solución sea que la minería deje de producir. Los ferroviarios aseguran que se puede contar con ellos para el boicot. Se suceden turnos de palabras bien bonitas, pero sin soluciones prácticas; la única forma de doblegar a la dirección es que pare toda la empresa, pero los socialistas no están por la labor. Vigil propone que, como irán a Madrid al congreso del PSOE, él y Teodomiro Menéndez se entrevisten con el presidente del gobierno para solucionar el tema.
Aquilino Moral será uno de los represaliados por esta huelga, no es de extrañar que manifieste en sus memorias su descontento con los socialistas. José María Martínez (Riestra) usó la vena sarcástica: Para demostrar que tenían sentido común y sentimientos altruistas propusieron –sin ruborizarse- que se nombrara una comisión para ir a Madrid a contarle al buen Canalejas, que los obreros de La Felguera pasaban hambre y estaban compungidos, para que el pobrecito, condolido por la súplica, hiciese algo por los hambrientos. ¡Pobre socialismo! (Artículo en El Libertario citado por María Ángeles García Alonso)
El caso es que la cerrazón de Llaneza impidió la única medida que podría doblegar a Duro, parar todas sus minas. No solamente se negó a discutir la posibilidad de huelga, sino que incluso se posicionó contra su compañero Teodomiro que, más sibilinamente había dicho que el hecho de no optar por el momento la declaración de huelga general ni ninguna de las medidas radicales que se insinuaron en la asamblea, no quiere decir que se rechace la idea de hacerlos más adelante, si las circunstancias así lo aconsejan. Las condiciones jamás podrían darse, porque Llaneza rechazó incluso la posibilidad de plantear el tema en los pozos. El Sindicato no tolerará que la campaña de agitación y simpatía se lleve a cabo en los grupos mineros. Cuando menos, los socialistas decidieron apoyar económicamente a los trabajadores en lucha; era lo mínimo que se les podía pedir. Zapico, el corresponsal, cerraba: Aquí termina esta célebre asamblea, en la que se ahondaron aún más las ya grandes divisiones que separan a los obreros asturianos. ¡Una lástima! Decimos nosotros.
Va terminando el año sin soluciones, los huelguistas desgastados, si bien el apoyo de las mujeres resulta fundamental para mantener el espíritu. Los más nerviosos generan problemas de orden público, un juez amenaza con meter en la cárcel a medio Langreo, la empresa aguantando con esquiroles…El primer artículo del año nuevo relata la mala fe de los jerarcas de la Duro; cuenta el corresponsal que …partió a la fábrica una comisión encargada de hacer las gestiones para la solución del conflicto, compuesta de representantes de Oviedo, Gijón y Avilés, acompañados de un huelguista, con objeto de solicitar audiencia del Señor Rubiera…Este señor, asomado a uno de los balcones de las oficinas, miraba entre sonriente e irónico a la comisión. Y el portero afirmaba, con la seriedad a que obliga una orden dos horas antes dada, que el señor administrador se hallaba ausente.
Los nervios aumentan, de tal modo que el Día de Reyes se produce una reyerta que está a punto de originar una seria desgracia. Viene una comisión junto a varios huelguistas caminando desde Sama hacia La Felguera. A la altura de la Venta del Pino vive José Palacios; parece ser que les dijo algo (él lo niega), se cruzaron palabras, llegó un cuñado, se pasó a los puños, y luego hubo tiros. Palacios resultó herido de bala, la Guardia Civil solucionó el incidente a culatazos, disparos de fusil y detenciones de madrugada; hasta diez, incluyendo,-faltaría más-, al comité de huelga.. En ese momento había asamblea en La Justicia, el amplio local estaba casi lleno de obreros, cuando llegó la noticia de lo ocurrido, algo corregida y aumentada, produciendo la consiguiente alarma, y quedando el concurrido centro vacío en menos que se dice.
A ninguno de los detenidos o cacheados se encontró armas, fueron puestos en libertad a la mañana siguiente, si bien hubo medidas cautelares. El presidente del comité de huelga, Elías Fonseca, desmiente el rumor de haber sido torturado; el presidente de la agrupación socialista se queja de ser detenido y conducido esposado, pese a no tener nada que ver con los hechos. La gravedad de los sucesos hizo que saltaran voces llamando al diálogo, reclamando la presencia del gobernador civil y exigiendo soluciones. Por fin, -más vale tarde que nunca-, una parte de la minería se pone en huelga, empezando por La Nalona, de la propia Duro, con Lláscares, La Moral y otras hasta contar 800 personas. Apoyo efímero, porque la mayoría sólo paró una jornada.
No sin reticencias se encarga la mediación a Teodomiro Menéndez, que cierra un acuerdo con la empresa absolutamente desfavorable a los trabajadores. Ni siquiera fue capaz de hacer que Duro mantuviera la promesa de no tomar represalias; cuando reabrió a Fábrica los trabajadores tuvieron que pedir individualmente la readmisión; Aquilino Moral: En agosto de 1912 surgió una huelga en Sección fábricas de Duro-Felguera y ella tuvo la duración de 6 meses terminando con la derrota de los trabajadores. Al salir la Empresa triunfante, la dirección no se conformó solo con no dar nada de las peticiones que habían motivado el conflicto, sino que para la reanudación del trabajo en la industria eligió entre los trabajadores que se habían declarado en rebeldía igual que si de fruta se tratara. Fue una selección espantosa la que los Urquijo y compañía hicieron en nombre de Dios a quien iban a adorar diariamente a la iglesia. Yo fui uno de los señalados para la selección. Muchos de los represaliados se fueron a otros lugares en busca del pan de cada día (algunos al extranjero) y los que quedamos en La Felguera en su mayor parte no hemos tenido más remedio que ir a trabajar a la mina, trabajo que nos era completamente desconocido. Las sociedades obreras tardarían en levantar cabeza. 
El día 20 de enero de 1913, cinco meses y medio después de estallar el conflicto, para dar a conocer los resultados de la reunión con el Sr. Rubiera (esta vez sí estaba en el despacho), se convoca a los trabajadores. Grande era la concurrencia… A propuesta del presidente parten hacia la fábrica todos los reunidos y a los diez minutos, más de 600 personas esperaban turno para cumplir la solicitud. Cuatro oficinistas no daban abasto a cubrir papeles.
Las listas negras, la persecución a cualquiera que fuera sospechoso de haberse movido, las explica con detalle el libro Los vencedores de Manuel Ciges, a propósito de un caso similar, la güelgona en Fábrica de Mieres, de los Gilhou, seis años antes. Resume muy bien Ernesto Burgos en el prólogo: Hubo más de 700 despedidos, a los que se prohibió buscar trabajo en otras empresas controladas por la poderosa Fábrica de Mieres; las viviendas pertenecientes a la empresa cambiaron de inquilinos y muchas familias tuvieron que retornar a sus provincias de origen…El abuso se completó con la apertura de un nuevo proceso de incorporación en el que se perdía la antigüedad…Por supuesto quedaron excluidos los sospechosos de haberlo apoyado, pero también se aprovechó para rejuvenecer la plantilla dejando fuera a los mayores y a quienes tenían algún achaque, que en muchos era consecuencia de su trabajo en la misma Fábrica.
En 1913 la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera multiplicó por tres sus beneficios; el consejo de administración estaba presidido por Estanislao de Urquijo, marqués de Bolarque.
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Referencias bibliográficas:
  • Barrio Mª Ángeles. Anarquismo en Asturias 1890-1936. Tesis doctoral. Universidad de Cantabria. Santander 1986.
  • Ciges Aparicio Manuel. Los vencedores. Editorial Sangar. Asturies, 2015.
  • Folleto. Álbum de fotos antiguas de Langreo. Consejo local de la juventud. Langreo, 1987.
  • Aquilino Moral Menéndez. Mis memorias. Folletos del Ateneo, Cuadernos de historia. Ateneo Obrero. Gijón 2003.
  • Ojeda Germán. Duro Felguera. Historia de una gran empresa industrial. Ediciones Nobel. Oviedo, 2000. Obra financiada por la empresa con motivo de su centenario.



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