No es original, el título, procede de la
portada del diario francés Liberation, en lo que probablemente sea un juego con
la ascendencia española del primer ministro y con la Semana santa. Manuel Valls
ha dado un giro de 180 grados a la política de la mayoría, en palabras de un
parlamentario del Partido Socialista, y ha reducido a la nada las promesas electorales
hechas apenas dos años atrás por François Hollande.

La derecha española sonríe, "Más vale
tarde que nunca. Tras casi dos años en el poder el socialismo francés se ha
visto obligado a cambiar el rumbo de su política económica para tratar de
reconducir el creciente desequilibrio de las cuentas públicas y la preocupante
pérdida de competitividad que sufre el país vecino. El Gobierno galo se acaba
de sumar a la única vía capaz de combatir eficazmente la crisis...El giro de
Valls demuestra que Hollande estaba equivocado y que Mariano Rajoy estaba en lo
cierto cuando apostó por la austeridad..." dice ABC en su editorial
del Viernes santo. La derecha francesa también sonríe, aunque no aplaude; le
parece escaso, el esfuerzo. Le Figaro: "Mini cura de rigor, maxi cólera
PS"
Es cierto que en la bancada parlamentaria
socialista han sentado mal las medidas; por el fondo y por la forma; la
senadora Marie-Noëlle Lienemann ha declarado que "la disminución brusca
de los déficits y el seguimiento de la hoja de ruta marcada por Bruselas,
constituiría el mayor obstáculo para la recuperación de la economía
francesa". El ministro de Finanzas, Michel Sapin, ha salido al paso de
las acusaciones de obediencia, "Nadie nos obliga, queremos dejar el
déficit en el 3%", pero el público no traga, los debates de las
ediciones electrónicas de la prensa demuestran que no se comulga con ruedas de
molino, "Rien d'étonnant. Bruselles ordonne, Bercy s'éxecute; c'est
comme ça". Nada nuevo, Bruselas dispone y el Gobierno hace, ¡lo de
siempre!
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Los parlamentarios se quejan un poco |
No gustaron a sus compañeros los modos de
Monsieur Valls; el portavoz parlamentario socialista se quejaba de que los
diputados no habían tenido conocimiento previo del plan, "recibimos la
información al mismo tiempo que el resto de los franceses". Laurent
Baumel de izquierda popular, “decía que
quería colaborar con el Parlamento y contar con él, hace cuatro días, en su
discurso de investidura”. Le Figaro, "una cura de austeridad que ha
suscitado una bronca entre los diputados socialistas"; lamentan los
cargos electos de que se hace un giro de 180 grados con relación a las líneas
pactadas con ellos. Recientemente se había suscrito un "acuerdo por la
mayoría" con el respaldo de cien diputados, en unas semanas se ha
convertido en papel mojado; doce de los firmantes le dirigen una seria carta de
queja, advirtiendo de que no es eso lo prometido al electorado. Ya nos gustaría
ver algo parecido en España, donde los cargos políticos suelen callar como
muertos ante los incumplimientos de los programas electorales.
Lo gordo en Francia está por venir, cuando
Valls entre en los detalles de este plan se verá el verdadero alcance de su
política; en el propio discurso de presentación ya apunta hacia cuestiones que
hemos vivido a este lado de los Pirineos: congelación salarial, disminución del
número de funcionarios, precios de las medicinas, contención del gasto municipal, exigencia
de más tiempo de cotización, recorte de las pensiones, coste de la Seguridad
social...¿Verdad que te suena, la letra de la canción?, pues la melodía no la
va a mejorar.
Hollande ha demostrado, con el primer ministro
que ha nombrado, con este giro radical en la política económica, que el Partido
Socialista Francés está incapacitado para plantar cara al Capital. ¿Se quebrará
la mayoría parlamentaria? No lo parece, la carta de los doce que representan a
los cien no se queja realmente de los recortes, sino de que esta gestión puede
indisponerles con su electorado, es decir, perderían el puesto de trabajo, que
en las últimas municipales ya salieron chamuscados. ¿Cuál es, entonces, su
propuesta?, ¡recortar un poco menos!; no les parece mal del todo que se meta la
tijera contra los más débiles, pero en vez de 50.000 lo dejamos en 35.000
millones.
Hoy Sábado santo, no hay periódicos en España,
pero sí en Francia. Cuentan como Hollande liga su futuro al descenso del paro;
otra pose. Posturitas de cara a la galería para tapar dos problemas, el fraude
a su propio programa electoral y la dimisión de otra joya de la política
francesa. También con antecedentes de inmigración, como Valls, pero los de éste
asturianos, Aquilino Morelle, asesor de Hollande, escribidor de sus discursos,
consejero, degustador de buenos vinos y maltratador de empleados y empleadas,
según cuentan. "Revancha social", dicen sus conocidos, para definir
su actitud de hijo de un trabajador de Citröen en Nanterre, sexto de siete
hijos, que se hizo médico y triunfó en la vida, con una única pena: "que
su padre, fallecido, y su madre, con la cabeza perdida por el Alzheimer, no
hayan podido ver a dónde ha llegado".
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Aquilino Morelle lo tiene que dejar |
Leo en el diario electrónico Mediapart las
razones que le han obligado, muy a su pesar, a apartarse de Monsieur le
president; en su vida profesional llegó al IGAS, Inspección general para
asuntos sociales, con la responsabilidad de controlar a los laboratorios farmacéuticos;
a la par que cobraba como funcionario, recibía dinero oculto del laboratorio
danés Lundbeck, según reconoció explícitamente un directivo. Descubierto el
asunto por Mediapart, Morelle da explicaciones vacías, habla de su larga vida
profesional, explica que sus intereses han pasado a uno de sus hermanos y
califica el asunto de "banal".
El debate se enciende, un lector explica, por
ejemplo, que Lundbeck comercializaba un medicamento para combatir el
alcoholismo, de dudosa eficacia; para favorecerlo fue retirado del mercado otro
preparado, más barato y con mejores resultados. Mediapart no se corta un pelo, "Aquilino
Morelle, conseiller politique du président et nouvel homme fort de l'Élysée, a
beacoup menti" (ha mentido demasiado).
En las líneas de opinión de los lectores se
establece la comparación entre este affaire y el de los Laboratorios Servier;
Jacques Servier, boticario, adquirió a precio de saldo una empresa de productos
farmacéuticos en 1954, en la actualidad factura más de 4.000 millones de euros.
Los milagros no existen, Servier, que se murió este jueves, está acusado de
originar más de dos mil fallecimientos con su producto Mediator, contra la
diabetes. El preparado fue prohibido en varios países, aunque ya había dejado
una estela de muertes y muy serios efectos secundarios; el control original
correspondía al gobierno francés, la autorización para comercializarlo y la
tardanza en retirarlo pese a las sospechas de los médicos, correspondía al
IGAS, por donde anduvo un tal Morelle, que no pudo hacer ver a su padre,
trabajador de Citröen, emigrante asturiano, lo alto que había llegado en la
vida.
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