A etapa larga comentario corto. 32'400 kilómetros se notan; ha sido para mí la etapa más dura, si bien estoy orgulloso en lo personal de haberla rematado. A la llegada Alfredo, el médico, que a la noche celebraría su cumpleaños regalándonos un caramelo con palito, ha tenido que trabajar a destajo: un golpe de calor, algunas quemaduras de piel, controlar la evolución de un esguince y, sobre todo, muchos pies. "Esta es herida de guerra, hay que operar", nos reímos y cuenta, tanto para mí como para los mirones, como en la Gran guerra europea hubo más muertos por infecciones que por las balas, "y eso que los alemanes habían inventado la ametralladora, pero en las trincheras, los heridos, las ratas..." Vicente y Cándido discutían sobre quién iba detrás de mí; cuando Alfredo sacó el bisturí y empezó a desescamarme la piel, abriendo un boquete, Vicente se retiró y dejó pasar a Cándido; antes Carmen, al ofrecerle el pie herido, le había dicho, "¡a que nos vamos a llevar bien, eh!". Tiene buenas manos, el médico.
El parte médico es anecdótico; tranquilidad, llegaremos a Madrid. La buena gente sigue colaborando con nosotros: hubo asamblea en la Plaza Mayor, con la población local dando ánimos; en el Centro Social, por mejor nombre Bar del Jubilado, una señora deja de jugar a las cartas con sus amigas para interesarse por nosotros ("yo soy muy preguntadora") y desearnos éxito.
En el camino vamos recibiendo noticias de otras columnas (gracies, Marta, aunque no tenga tiempu pa contestate); la prensa local nos atiende, hoy vemos un artículo del Norte de Castilla, viene TVE, delegación Castilla, a entrevistarnos, nos acompaña algo de tiempo un desinformado fotógrafo del Mundo ("¿esto es de la minería?")
Por primera vez la Guardia civil reacciona, el segundo coche sale zumbando detrás de un camión que nos adelantó de manera temeraria y procede a denunciarle, ¡menos mal!; claro que luego viene la de arena: Diana, mientras se daba crema solar en el baño de la gasolinera, oye un comentario despectivo sobre los compañeros de marcha que evacuan aguas menores en el prado adyacente, "Míralos, como marcan el territorio, ¡como los perros!" "¡Estos mejor estaban trabajando"; sale, indignada, y se encuentra con que es una pareja de la Guardia civil. "Vosotros tan sinvergüenzas como siempre, ¡si tuviéramos dónde trabajar...!"
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