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Hoy toca poesía


Tenía Ramiro un interés especial en hacerse una foto con la pancarta; ha venido con ella, para acompañarnos una parte de la ruta, Alan Pipo, poeta mundial con residencia en Valladolid, que caminará con nosotros unos kilómetros a modo de despedida. Como Ramiro camina con un ritmo cansino me paso una gran parte de la
etapa Valladolid-Tordesillas a su lado, porque si no se queda sólo, -la tropa tiene hoy ganas de correr-, y le pueden comer los lobos, que en ese cuerpo tienen de qué. Hablamos, entre otras cosas, de Literatura; hoy se  representa en el Instituto Juan de la Encina de León su obra "No hay pueblo sin boñigas", compañía Con Testa. Él prefiere estar en la Marcha que disfrutar del éxito (ovación, nos informan telefónicamente a la noche).
También nos acompaña, de principio a fin de etapa, un equipo de la Cuatro; manifiesta el redactor que quieren grabar el factor humano, le presento casos televisables. Resulta impredecible el comportamiento de los medios, el Norte de Castilla saca hoy la información sobre nosotros en un pequeño recuadro al lado de un suceso, o sea, un muerto y la Marcha.



Por razones de seguridad transitamos por los caminos de las tierras de labor la mayor parte del tiempo; cuando toca tierra o arena es un descanso, pero cuando hay piedras, esas piedras minúsculas y alevosas, se te clavan en la planta del pie de manera inmisericorde, y te hacen maldecir. León Felipe escribió "así es mi vida, piedra, como tú", haciendo referencia a la humildad,  "que no sirves para ser piedra de un palacio, piedra de una iglesia ni piedra de una audiencia". Me rebelo contra esta concepción, es hoy mi enemiga, la pérfida piedrecilla.
Como tú
que te hundes en mis suelas
como tú
que agitas mis angüeñas (*)
como tú
piedra pequeña
como tú
bien puñetera
como tú...
No sigas maltratándome, que me queda un largo y tortuoso camino hacia el hogar (previo paso por Moncloa a tirar a las ventanas de Mariano algunas primas tuyas, un poco más crecidas)




En el descanso del Montico aparece una procesionaria; "procesionaria del pino", comento, y Manolo, que ha venido hoy desde Mieres con Pablo y Payo, me corrige, "no hay otra procesionaria". Vale. Se crea expectación al ver el trenecillo de orugas, algunas quieren jugar "yo, de pequeña, las habría aplastado", advierto que no las toquen, generan una urticaria dolorosa. Empieza a continuación la poética social, la metáfora de Héctor, "esto es una marcha bien organizada", enciende la mecha del debate, "no necesitan hacer asambleas", "¡una organización como es debido!, caminan a donde las conduce el líder", "¡pues yo no voy detrás de nadie chupándole el rabo!".



Entramos en Tordesillas después de ocho horas  y unos treinta y cuatro kilómetros de camino, buen ritmo; se nota que hay personas que han descansado y que las nuevas incorporaciones vienen con ganas. Apenas una hora de relax y tengo que salir para Benavente; pensando que Ramiro me invitaría a vinos, sin embargo, me obliga, el traidor, a participar con él en la charla que habían organizado con las Mujeres del carbón. Lo hago con gusto, en esta compañía: el objetivo es conseguir el lleno de autocares, se apunta gente sobre la marcha (sirva la expresión). Llegamos tarde a la buena cena que tienen organizada las asociaciones Paradas/os en movimiento y 15M de Tordesillas (gracias). Dormimos bien, pese a la escasa calefacción en el Polideportivo, incapaz de derrotar a la helada.

(*) angüeña, engüeña; en asturiano, ampolla en la epidermis.





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