El
Comandante de Puesto de la Guardia Civil no venía a pedir que se quitaran los
coches mal aparcados, sino a felicitar a los trabajadores por el primer triunfo;
casi cada día, de los catorce que duró la huelga de hambre, pasó a interesarse
por su salud, hoy se alegraba con ellos
Roberto, Francisco, Víctor y Rodrigo. |
La caseta de
obra parecía el camarote de los hermanos Marx; Francisco, Roberto, Rodrigo y
Víctor (Alfredo sigue en peregrinación hospitalaria), habían anunciado rueda de
prensa para las once y media, como afuera llovía a mares, como el prado donde
estaba la tienda de campaña era un barrizal, intentamos todos, cámaras,
periodistas, familiares y amistades, ponernos a cubierto a codazo limpio. Sólo
hubo un poco de educación con Ángela Vallina, la alcaldes de Castrillón, de la que hablan muy bien los
acampados.
Han perdido
diez kilos por cabeza, que venían de antes debilitados por el envenenamiento,
pero han ganado la primera batalla: Glencore, la multinacional que controla
Asturiana de Zinc, está dispuesta a admitir que se trata de un accidente
laboral originado por sus propios errores. Que, por cierto, son más habituales
de lo que figura en las estadísticas oficiales; de hecho, algunos de los
trabajadores propios intoxicados acudían al trabajo diariamente, pero no se les
asignaba tarea, una forma de que no contabilizaran sus bajas. Anteriores
accidentes han sido tapados de forma parecida, según fuentes sindicales, otros
desgraciadamente no pueden ocultarse: a los pocos días de iniciada la huelga de
hambre murió electrocutado el empleado de una contrata de mantenimiento, en la
investigación aparece, de nuevo, un terrible error de seguridad, se cortó la
energía en el tramo que no era.
Desarmando una parte del campamento. |
La Inspección
de Trabajo tiene mucha tarea en esta empresa. De momento ha despachado el
expediente de la intoxicación con una propuesta de sanción de 500.000 €, la
gravedad del asunto exige firmeza. “Yo
calculo que, entre trabajadores de la Empresa y subcontratas, tiene que haber
150 personas afectadas…los análisis han dado, además de la gran cantidad de
mercurio, zinc, cadmio, plata y arsénico…La contaminación ha afectado a
personas que no estaban en el tajo, tienen trazas en sangre nuestro almacenero
o la enfermera del botiquín, el veneno estaba en el ambiente”
No están
nada contentos con la actuación de los profesionales de la medicina, aunque
ahora ha empezado a cambiar, ya están dando tratamientos con quelantes y
diagnostican “intoxicación por mercurio”, donde antes decía “probable”. “Nos trataban como culpables, me decían que
la mascarilla no ajustaba porque no me afeitaba, ¡a mí, que lavaba la ropa de
trabajo aparte!, porque sabía que estaba contaminada”. “Y yo no me quitaba la
mascarilla hasta llegar a la caseta”. Andaban de oca en oca, de la sanidad
pública a la privada, “Lo de la mutua,
FREMAP, no tiene nombre, no sabían qué hacer con nosotros, ¡pero si la médica que
nos atiende es podóloga!” “Bueno, al menos los pies los tendríais impecables”. Risas,
la alcaldesa declara a la televisión que es sorprendente este ánimo, pese a lo
que llevan pasado y que “es muy
lamentable que sucedan estas cosas en estos tiempos”; difícil papeleta la
del Ayuntamiento de Castrillón, cuyas finanzas dependen de AZSA en gran medida.
Glencore se dice tan ecologista como Greenpeace |
El Sindicato
Independiente de Trabajadores de Asturiana de Zinc está directamente controlado
por la empresa, dispone de mayoría absoluta en un comité que cuenta con la
presencia de UGT, USO y CC.OO.; en ningún momento ha movido un dedo ante el peor
accidente de este tipo en la Unión Europea en años, ni ha exigido el control
sanitario del resto de la plantilla y de la población circundante: al lado de
los acampados, apenas a cien metros de la entrada de la factoría, ya hay casas
de empleados.
Los consejos
médicos han llevado a los cuatro héroes de vuelta a sus casas; pálidos unos,
amarillos otros, debilitados doblemente, “esta
mañana no veía”, pero con todo el ánimo que les proporcionan la gravedad
del suceso, la rabia de las maniobras oficiales (“Mis análisis desaparecieron del botiquín, me entero de cuál era el
laboratorio y les pido copia, no la tienen, les digo que me los repitan y me
dicen ¡que han destruido la muestra!”), y la solidaridad de cientos de
personas anónimas que han desfilado por el campamento a transmitirles fuerzas,
a llevarles agua, café o tabaco. La Red ha sido en este caso una buena
herramienta; twitter @mercurianosastu, facebook “Mercurianos Asturias”, donde
se puede seguir el proceso a diario y las informaciones de otros, por ejemplo,
una página de un diario turco que informa del problema. Así que van a
mantenerse con firmeza en su propósito. “Nos
vamos unos días; a casa, con dieta blanda, caldos y purés, para no perjudicar
las negociaciones. Desarmaremos la tienda de campaña, pero aquí se queda la
caseta de obra; si esto no se soluciona, para nosotros y para tantas personas
afectadas, ¡volveremos!”.
Una pausa para reponer fuerzas |
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