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A Moriyón no le gusta la canción



Hace dos años que la Señora alcaldesa de Gijón nos debe carta: Le habíamos escrito para advertirle de un terrible error en la edición del folleto “Cancios de chigre”, que sirve de soporte a una de las actividades más populares de la Feria de la sidra. Para que la nota no se perdiera se la hicimos llegar a través del registro municipal. No hubo respuesta, quizá porque la Señora alcaldesa estaba muy ocupada, puede que porque no considerase oportuno responder a personas que no están censadas en su ciudad, o porque no le hizo gracia que el diario La Nueva España publicara la carta.

El caso es que la letra de la canción acerca del Pozu María Luisa, bien conocida, aseguraba que la víctima tenía la cabeza rota porque se “la rompió un costureru”; inmensa ofensa para la tradicional masculinidad minera. La errata venía de años anteriores, a pesar de que en la concejalía de Cultura campaba a sus anchas un conocido bablista, luego defenestrado. En la siguiente edición ya se ponía orden, se decía correctamente, “un costeru”.

Hemos vuelto a revisar el folleto y de nuevo es una chapuza. Lo edita Divertia, la sociedad municipal que se encarga de los festejos de la ciudad y que este año homenajea a su directora, que se jubila; en el Festival de la sidra 2018 recibirá el Tonel de oro. Sus compañeros le van a dejar un recuerdo imborrable.

Cuando el público despliegue la publicación para cantar en la Plaza mayor, -como antaño se hacía en los chigres: después de unas de sidra-, se encontrarán que está escrita en una lengua extraña. Dejo este aspecto para análisis de filólogas, y antes de seguir informo de que el librito no se regala, sino que se cobra, a dos euros la unidad; por otra parte Divertia disfruta, según cuenta el amigo Paco Prendes  en su última columna, de 100.000 eurillos correspondientes al tesoro municipal, que en dinero debe ser una cifra respetable.

Tener efectivo no evita chapuzas, pero debería ayudar a que no se produjeran. Debe señalarse que, junto a los cancios, de manera gratuita, se distribuye el programa de las Jornadas, cuidadosamente editado; claro que ahí viene la publicidad de los lagareros, alma comercial del evento y a quienes no se puede maltratar, como al público común.

Si usted tiene en su poder el malhadado folleto se encontrará, por ejemplo, que titula “La capitana” y no será tal canción; en la página 16 vuelve a poner el mismo titulo y, entre interrogantes, se pregunta si será de un tal J. Trayter, en desprecio de su autor, bastante más conocido, Carlos Rubiera, el cesado concejal bablista al que hacíamos referencia más arriba. Como si fuera añadir hachazos al árbol caído.



Pero de nuevo, como si una maldición bíblica ligara la suerte del mítico Pozu María Luisa a la poco cancionera Señora Moriyón, alcaldesa de Gijón, aparece el título del tema y la letra corresponde a “Pescadores”, canción, casi himno, que merece mejor trato. Sucede esto en la página 12; en la 14, ¡menos mal!, por fin coinciden título y letra. Ahora bien, se dice que su autor es ¡Iradier!

Don Sebastián Iradier Salaverri fue un buen compositor y uno de sus temas, la habanera “La paloma”, mantiene su popularidad a día de hoy. De todas formas, aunque el Señor lo llamó por la senda de la música, no es seguro que le haya dado el espíritu profético necesario para cantar el desastre minero de María Luisa, tan alejado en el tiempo y en el espacio. Nació el buen hombre en Lantziego, cerca de Laguardia, Rioja alavesa, y falleció en Gasteiz en 1865. La terrible explosión de grisú que se cobró la vida de 17 mineros tuvo lugar en Ciañu en 1949.

No es de extrañar, que Doña Rosabel Berrocal, que ahora se retira, que libre y espontáneamente confiesa haber sido durante más de veinte años organizadora de la fiesta, y por ende, colaboradora necesaria en estas tropelías casi delictivas, declare: “Los de fuera flipan”.

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