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Por qué me voy de Facebook

 

 

Reconozco que Facebook había sido una buena idea, un método fácil de encontrar amistades olvidadas, compañeros de estudios; puede que hasta amores perdidos. Sin embargo, me ha cansado. Como no considero que tenga grandes cosas que aportar a esta inefable sociedad, últimamente casi ni escribo y apenas me asomo de vez en cuando. Me he dado cuenta de que me intenta robar tiempo, llamando mi atención permanentemente hacia asuntos banales. “Fulanito ha escrito…Puede que te hayas perdido la última publicación de menganita…”

Me da pereza leer tanta cantidad de textos con faltas de ortografía, sintaxis y prosodia. Algunas se muestran orgullosas de su ignorancia. “¡Qué pasa, soy una trabajadora!” No hemos hecho caso de las recomendaciones de los padres, ni hemos estudiado ni ganas de hacerlo ahora; consideramos ejemplar no leer un libro, ocupación propia de cerebritos. Por eso ellos nos ganan y siguen teniendo el poder. Y nos joden.

Colaboramos alegremente en la distribución de noticias tendenciosas y mentiras de escándalo. Las pocas veces que me he tomado la molestia de advertir a alguien, he recibido respuestas del estilo de “Yo escribo lo que me da la gana, que estamos en un país libre. ¡Al que no le guste que no lo lea!” Confirmación de la certeza del viejo proverbio: “Si corriges a un sabio lo harás más sabio; si corriges a un necio ganarás un enemigo”.

Es un escaparate de egos. Alarde de buena vida con el despliegue fotográfico del coche nuevo, las vacaciones en Cancún, o el modelo de vestido de marca. Impúdica exhibición de la vida privada; se publica con quién vive cada una, los excesos gastronómicos, y las fiestas y saraos por dónde anda. Las fotos con famosas, famosillos, figurines y otras especies zoológicas.

Hay en la página un epígrafe que reza “amigos”, constan en él mil personas a la mayoría de las cuales no he visto en mi vida; una distorsión del concepto amistad. Últimamente, como si no supieran ya de antemano el resultado, algunos se dedican a hacer pruebas de fidelidad, “si eres amigo mío, píntate la cara de azul y pon aquí la foto… ¡Lo ves! Sólo cincuenta son amigos reales” Ya me gustaría que los de verdad, aquellos que me regalan su afecto, fueran más numerosos que los dedos de las manos.

Muchas de estas presuntas amistades coleccionan links; si yo hubiera aceptado todas las sugerencias de “di que te gusta la Asociación de Amigos del centollo”, del club de fútbol de cada barrio, de la agrupación comunista de Villadelpuerro, del círculo de Podemos en Aldeanueva del Madroño, de Socialistas Auténticos de Calasparra, de los grupos de baile regional, de los simpatizantes de la III República de Chindascaso… necesitaría días de 72 horas para leerlo todo.

Es también un nido de cobardes que cara a cara no se atreverían ni a pronunciar una palabra, pero escudados en el otro lado de la pantalla insultan sin cuento y apellidan de hijoputa en adelante a cualquier noble ciudadano que no piense como ellos.

Me cuesta trabajo dar con lo que verdaderamente me interesa, el propio mecanismo quiere decidir por mí, hasta me aburre con sugerencias de asuntos que no me importan lo más mínimo. Trufados de publicidad, claro. Curiosamente, el sistema tiene un método de selección, que censura de acuerdo con criterios que no son los míos. No le parece bien que se vea el pecho de una señora, pero admite mentiras evidentes y manipuladores de toda laya.

Esta mañana leía a una amiga periodista acerca de una patraña fascista desmontada, el caso de la ancianita despojada del piso por la malísima marroquí que la cuidaba. Esto de las okupaciones parece estar patrocinado por alarmas Securitas; a ello se lanzaron los del PP sin encomendarse ni a dios ni al diablo. El Señor alcalde de Oviedo, -que no es del partido, pero lo disimula muy bien-, salió a la calle con un tenderete para coger firmas de protesta, reprodujo con contundencia un cuento ajeno: podría una ciudadana salir a comprar el pan y encontrarse a la vuelta el piso ocupado. La jefa de fiscales, en el balance anual, dijo que ese era un problema prácticamente inexistente en Asturias. El Facebook alcaldino no respondió.

Cierro con un maldito ejemplo de invención manipuladora. La diapositiva se las trae; no se puede banalizar sobre un drama con terribles consecuencias para la víctima y dolorosas secuelas para su entorno:



Desconozco de dónde ha sacado sus datos la persona que escribe esta barbaridad, seguramente se los ha inventado. No hay forma humana de saber las causas de un suicidio, se las llevan con ellos; en cuanto al número, sí que hay referencias. Para comprobarlas acudo a un sitio familiarizado con el problema, la página oficial de la Confederación de Salud Mental de España; 300 asociaciones coaligadas contra lo que consideran el mayor problema de salud pública. La última estadística corresponde a 2019, se puede leer que el total de personas fallecidas por este motivo, según el Instituto Nacional de Estadística, han sido 3.671, de las cuales 900 eran mujeres y 2.771 varones.

Es decir, el 72% de los suicidios masculinos serían culpa de las malvadas esposas que no les dejan ver a sus hijos. No parece razonable, ¿verdad? Si además descontamos los 9 suicidas menores de 15 años, que se supone no tendrán descendencia todavía, y los 926 de más de 70, cuyos hijos serían mayores y no dependerían de la madre, resulta que las cuentas descuadran. Todo es un fastuoso invento de una mente falsaria.

La Asociación pide a la gente que sea responsable:

    “Ante estas cifras, SALUD MENTAL ESPAÑA reitera la necesidad de poner en marcha un Plan Nacional de Prevención del Suicidio para abordar de forma transversal esta compleja problemática. Es necesario también impulsar campañas de sensibilización para acabar con el tabú y estigma del suicidio que facilite a las personas con ideaciones suicidas a pedir ayuda. Además, los medios de comunicación juegan un papel muy importante a la hora de informar sobre suicidio de forma responsable y adecuada, siguiendo las directrices de la OMS.”

Decía que no sabía de dónde habían sacado los datos, pero sí sé cuál es la intención, la misma que los involucionistas que quieren negar la evidencia del maltrato de género, confundir a la ciudanía, sorprenderla en su buena fe. Sin embargo, la página de Facebook a la que hago referencia no ha sido cerrada, ni los Abogados Cristianos han puesto una demanda por falsedad manifiesta y atentado contra la Salud Pública.

No puedo compartir espacios contaminados por estos sinvergüenzas, mi equilibrio mental se resentiría. (Más). Un ejemplo de las razones para irme. Así que, retirado de su infernal ruido, ni envidioso ni envidiado, cerradas puertas y ventanas cibernéticas, en vez de perder el tiempo con ellos, lo invertiré en Pessoa, Marco Aurelio, Spinoza, Schopenhauer o Cicerón, que dictó “De Amicitia”. En la “Vida y opiniones filosóficas de un gato” de Hippolyte Taine, o el “El arte de callar” del Abate Dinouart. Puede que con "El discurso del hijo de puta", de Alberto Pimienta, que mi amigo Paquito ha tenido a bien regalarme, y sin duda con el último libro del tocayo Castro Merino, que nos sugiere razonar sobre Dios y la Democracia.

El último día de este mes de septiembre daré de baja la cuenta; es un paso más en un proceso de retirada a los cuarteles de invierno iniciado hace tiempo. Va lento, puede que por la vanidad, pero es bueno recordar que somos contingentes, desapareceremos y el mundo seguirá girando. Quienes queráis charlar conmigo tenéis mis direcciones de correo electrónico y postal (mejor), mi número de teléfono, y hasta mi rutina a la hora de la sidra. Cuando me apetezca contar algo en general desempolvaré el viejo blog, que siempre me ha sido útil, Cartes de Cuturrasu, allí nos vemos si quieres.

“Tarde o temprano llega un momento en que hablar o estar callado significan lo mismo”. Alfredo, Cinema Paradiso.

 

 

 


Comentarios

  1. Aplaudo tu decisión de dejar esto, reconozco que nunca tuve redes sociales de ningún tipo y a raíz de la pandemia abrí el facebook. Apenas año y medio llevo para darme cuenta de lo que hay aquí metido. Cuánta razón llevas en todo lo que has escrito. Tal vez siga tu ejemplo algún día, lo he pensado, pero ahora mismo reconozco que estoy atrapada todavía en esta red de idiotas

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