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Ha llegado carta de Sineu

 



Tenía que haberlo dicho antes. ¡Ya casi hace un mes! Es que con esto de echar a Trump al paro se me habían traspapelado los apuntes. El caso es que en las vacaciones de invierno solía la gente escribir para desear Felices Pascuas, sin que ya nadie encontrara el sentido a la expresión. Si vamos a la etimología, o viene del hebreo “pesah” y entonces sólo es pascua en primavera, o viene del latín “pascuum”, que casi es peor: “pastizal”. Para no meter a la gente en líos, yo respondía con otra postal deseando un buen año nuevo.

Pero es el caso que se ha perdido la hermosa costumbre de las tarjetas, sustituidas por bobadas cibernéticas que van de teléfono en teléfono, copiadas sin sentido, de modo que las de más éxito las recibe uno trescientas catorce veces. Ningún interés. Pero a mí de Sineu me ha llegado una carta; sí, ese cacho de papel escrito que se mete en un sobre. Y además contenía un libro. Un detalle de mi amiga Antònia Real, bibliotecaria municipal, que junto con su compañero Juanjo Bonnín, ha ganado para su institución el Premio María Moliner de animación a la lectura. Bien merecido, conozco su trabajo. (Aquí al lado aparecen los culpables, agradeciendo el galardón). 

¿Conoces Sineu? ¡Lo que te pierdes! No hay espacio aquí para los reportajes fotográficos de varios años visitando el mercado de los miércoles, solamente aconsejarte que no dejes de acercarte si viajas a Mallorca. Desde la Plaça des fossar se va subiendo hacia el centro de la villa; se ve ropa, alimentación, ganado, artesanía, cerámica…tiene hasta un lencero poeta, que aprovecha los tiempos muertos para escribir un poco. La biblioteca está en el Ayuntamiento, antic convent de Sant Francesç; visita obligada.


Bueno, que a todo esto yo venía aquí a hablar de mi libro. Del que me regaló Antònia.Dietari de Guerra 1936. Els cinc primers mesos del conflicto a Sineu segons el seminarista Bartomeu Mulet i Ramis. Edición a cargo de Joan Vendrell i Torelló. El que estudiaba para cura recicla un viejo cuaderno donde su padre, -carpintero-, hacía los presupuestos, para ir dejando constancia de sus impresiones sobre los inicios del golpe militar en su población; de la débil estructura de la narración cuelga el editor el edificio del relato de antecedentes y primeros pasos.

Las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 fueron impugnadas en 22 municipios de Mallorca por irregularidades, entre ellos el de Sineu. Las prácticas caciquiles eran habituales en aquellos años; un famoso pintor recordaba con gracia cómo había visto repartir “carros de ensaimadas” para conseguir el voto a favor de determinado terrateniente. Se repitieron el 31 de mayo, no sin más quejas por el mismo problema: El responsable municipal pide al Sr. España, vizconde de Courserans, que no presione a sus arrendatarios en un determinado sentido de voto, “negándose a hacerlo dicho Sr. España, añadiendo que tenía orden de su señor padre”. Los trabajadores manuales seguirían sufriendo esas presiones, se documentan casos de despido; y lo que es peor, el vicario Josep Caldentey niega la comunión a dos señoras “que no habían votado la candidatura adecuada”.

Van ganando las izquierdas, se empieza a combatir el caciquismo y contra eso se levantan los militares africanistas el 17 de julio de 1936, apoyados por la jerarquía católica y los señoritos que se apuntan a la Falange (cuando el golpe se consolida, claro). El Movimiento triunfa rápidamente, se declara el Estado de Guerra y empiezan las destituciones, las detenciones, los malos tratos y “los paseos”. Y la censura, evidentemente; que no se sepa.

De las crueldades pueden ponerse muchas referencias, pero me ha llamado la atención el caso del notario Enrique Molina. Se esconde en casa de unos amigos; su mujer padece “un hábil interrogatorio” sin que consigan sacarle datos, tres semanas después un pelotón de falangistas de Santa Margalida la detienen y la llevan a un pinar donde tienen amarrado a un árbol a un médico amigo de la familia. Lo torturan en su presencia y se ve obligada a desvelar el paradero de su marido. Van todos detenidos a Palma; el comandante recomienda “que lleguen vivos”.

Os voy a ahorrar escenas trágicas, aunque debo señalar el episodio en el que el seminarista hace referencia al uso del aceite de ricino contra las señoras de izquierdas, “por hablar mal del Movimiento”. El pelo rapado y deshaciéndose por los intestinos, son paseadas por todo el pueblo; se limita a describirlo, sin ningún asomo de caridad cristiana.

Cuando el ejército tiene otras tareas se deja la villa en manos de la Falange, que hacen cosas tan justas como detener a quien no haga el saludo fascista, o al que no grite “Arriba España”. Decía que a este cuerpo paramilitar no se sumaron los señoritos hasta que el golpe estuvo consolidado, ejemplo de arrojo. Datos: los primeros uniformes azules no salen a la calle hasta una semana después, cuando el Estado de alerta es un hecho; según reflejan sus propios listados, el día 19 de julio la Sección Femenina contaba con tres afiliadas, tres; dos años después llegaba a su máximo, 73.

El revoltijo de militares, curas, fascistas y otros especímenes dan una vida terrible a los sineuers. En las páginas del libro se puede leer la relación de detenidos con sus causas:

  • quejarse de una leva lleva a la prisión por el delito de “rebelión militar”
  • por “propalar noticias falsas”
  • “tiene ideas extremistas”
  • “es manifiestamente antirreligioso”
  • “es significativamente izquierdista”
  • o por la curiosa acusación de “manejos desconocidos”

En todo este ambiente de tragedia hay momentos chuscos, como la patrulla de falangistas que va a dar el relevo al frente y se pierde, la convocatoria de una fiesta por la “liberación de Madrid” que no se había producido, las comitivas para volver a entronizar los crucifijos en las escuelas, o el patético personaje de Arconovaldo Bonaccorsi, (el conde Rossi, temible carnicero) desfilando por Palma a caballo y disfrutando de un homenaje en Sineu. Recibido con repique de campanas, estaban a saludarle todas las autoridades, incluso el Jefe Provincial de Falange Española, conde Zayas, con discurso “que fue muy aplaudido”, al igual que el de Arconovaldo (Aldo, para los amigos), pese a que lo hizo en italiano, si bien “el P. Adrover, su intérprete, lo tradujo al mallorquí castellano”, aclara el Bartomeu Mulet.

Entretanto Antonio Salva, de 18 años, uno de los detenidos por no decir “Arriba España”, va de campo en campo, (de concentración, claro), hasta que enloquece y pierde el habla. Bartomeu Matas, maestro de escuela, oye su nombre por los altavoces de la prisión y dice a sus compañeros de cartas, “Avui m’ha tocat a mí”, y les deja el reloj para que se lo entreguen a su mujer; también maestra, deja escrito el amargo vía crucis preguntando por él: “Acudí a la cárcel, al gobierno civil, al militar, a la policía. La contestación fue la misma en todas partes, le hemos dado la libertad. Ya ves qué libertad fue la suya, asesinarlo miserablemente como un cordero”. Sacado de la cárcel, sin juicio, fue fusilado. Puede que en la Creu de Porreres.

 

 

 

 

Comentarios

  1. Aquellos tiempos de guerras y revueltas finalizaron hace mucho tiempo. Qué bueno que a la isla de Mallorca llegó la benevolencia, la paz, la amistad, el bienestar, la prosperidad. Y todo ello sumado al carácter noble de las personas de esta isla de Mallorca, ha convertido la isla en uno de los destinos punteros del turismo durante los meses de verano. Hay que mirar siempre pues hacia adelante, hacia un buen futuro para todos los habitantes de esta isla.

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    1. Agradezco su comentario Señor Vila. Efectivamente, es bueno mirar hacia el futuro, pero conduzcamos con la prudencia de mirar el retrovisor de vez en cuando.
      El asunto del turismo es otro debate, el desembarco desde cruceros que son más grandes que pueblos, por ejemplo, cambia el panorama de Ciutat, eleva precios hosteleros y encarece la vida en general. Como también genera empleo es conveniente buscar soluciones equitativas, es decir, que podamos ir de visita y que no molestemos a la ciudadanía.

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