Se me ha perdido el libro de Nicanor Parra; tampoco es un suceso extraordinario, ocurre a menudo en una biblioteca tan escrupulosamente desordenada como la mía. Los libros tienen libertad, cambian de balda a su criterio; alguien me dice que son anárquicos, en absoluto, sencillamente son libres. Pocas cosas hay mejores que los libros libres. Cuando entra un libro en ella puede tener dos posibilidades: permanecer o irse. A los que invito a quedarse normalmente les doy trabajo: los releo, los subrayo, los cito, los copio. No los presto, hace tiempo que dejé de perder amistades y libros por ese método. Los que no encuentran acomodo en casa van a parar a la de las amistades, o a sitios públicos; lugares donde los van a acoger con cariño . No hay libro tan malo que algo bueno no contenga. Sin embargo, Nicanor Parra, profesor de Física al que han dado en llamar Poeta, decía: Antes de despedirme, tengo derecho a un último deseo: Generoso lector, quema este libro En abs
El sol ilumina Cuturrasu antes que nada en Langreo. En una mesa electoral en 2011 nacieron estos apuntes. Literalmente de la aldea al mundo