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Mostrando entradas de octubre, 2017

La fiesta de la banderita.

No suelo ondear banderas, la verdad; tal es así que este año ni siquiera acudí a la de Cruz Roja. Desde la infancia tengo aversión a los uniformes. Reconozco que, en ocasiones, pueden ser útiles, por ejemplo, cuando empiezas a jugar al fútbol con compañeros que no conoces bien; o en el caso de la foto que nos ilustra: los camareros de esta cafetería de Málaga no tienen que explicar en veinte idiomas que ésa, exactamente ésa, es la tortilla española. Sin embargo, las banderas habitualmente suelen tener un uso militar o paramilitar: la enseña de quienes quieren ser diferentes de otros, a los que, sin ninguna duda, consideran claramente inferiores en méritos para dar gloria al género humano. Las banderas separan; de la misma raíz es la palabra bandería , facción, de connotaciones desagradables. Hay en estas últimas semanas inflación de banderas, y el exceso origina, necesariamente, abaratamiento; al final, cualquiera se envuelve en sus colores, sin saber muy bien a cuento