La noticia de La Crónica de León me sorprendió;
fundamentalmente porque no la había visto en ningún otro diario nacional, -yo no soy un intelectual como Mariano, que lee Marca cotidianamente-, pero
también porque en realidad casi ni me acordaba de que seguía existiendo el boxeo.
Inmediatamente me vinieron imágenes de los últimos chicos a los que había visto
por televisión hablando de sus esperanzas de salir de pobres: gentes de barrios
marginales, inmigrantes, que se quieren ganar la vida rompiéndose la cara con
otros. Ejemplo, TVE: ”El boxeador español Youba
Sissokho, de peso welter (69 kgs.), ha
caído eliminado en su debut en los Juegos de Río por el uzbeko Shakram Giyasov
a los puntos”.
Saúl Huracán
Tejada quedó en coma después de un K.O. Técnico en el noveno asalto de su
combate contra Moncho La amenaza
Mirás en La Coruña, el viernes 7 de octubre. Defendía el cinturón de campeón de
España de los gallos.
Rubin Hurricane
Carter nunca llegó a campeón del mundo de los welter, pese a tener unos puños
con dinamita, ganó por K.O. el 70% de sus peleas, incluyendo la que derribó en
el primer asalto al titular, Emile Griffith; que, por cierto, sobre el
cuadrilátero no era una monja, a sus manos había fallecido el anterior número uno.
El día 13 a las 5’11 de la tarde acababa de llegar a la
Puebla de Sanabria, me entra un mensaje telefónico de Marta: “Dylan, Nobel de Literatura. Otro mundo es
posible. (Sonrisa)”. Inmediatamente, Lourdes y yo, comentamos: “¡A ver qué
dirá alguna prensa mañana!”. Una masacre, como era de esperar, tirios y troyanos tirando contra la
Academia sueca.
No soy nada mitómano; escuché mucho a Dylan, a pesar de
que cantaba casi tan mal como Paco Ibañez, fundamentalmente porque tenía unas
letras interesantes. Tengo además otro defecto: soy incapaz de separar la vida
literaria de la personal; por ejemplo, disfruté de joven con “La familia de
Pascual Duarte”, pero en cuanto me enteré de que Cela había sido un pelotillero
del régimen del 18 de julio, y censor, fui incapaz de leerle más. No soporto a
Borges, con gran dolor de mi corazón, cuando supe que era capaz de convivir con
la dictadura argentina, y taché de la lista a Varguitas, muy a pesar de la Catedral,
el sertao y las visitadoras, en el momento que tomó la deriva aldeano-liberal. Con
Dylan, si bien le perdoné que me levantara a la Baez, nunca pude soportar ese
coqueteo con el Papa de Roma, el judaísmo y otras tonterías.
En estos días todo el mundo recordó sus letras
habituales, en mi caso me costó trabajo acordarme de la del boxeador; por más
vueltas que le daba a la memoria musical no pasaba de salirme más que la música
pegadiza de la de Simon&Garfunkel:
I am just a poor boy…
…Asking only workman's
wages
I come looking for a job
But I get no offers
I come looking for a job
But I get no offers
Así que recurrí a la Red, extenso almacén intangible, y
allí estaba, en toda su crudeza. La historia de un negro acusado por unos
policías blancos, con testigos blancos, con jurado blanco, que fue a parar a la
cárcel porque además de la piel tenía el pasado un poco obscuro.
Saúl Huracán Sánchez pelea por su vida; un accidente,
dice su entrenador, le puede pasar a cualquiera. Claro, pero a los púgiles mucho más
que a los promotores o a los que se sientan en el patio de butacas. La imagen de Cassius Clay
arrastrando el parkinson, ¡y eso que a él casi no le pegaron!, deber ser prueba
suficiente, las luchas de gladiadores no son un deporte. No sé si has visto
boxeo en directo; yo sí, en las categorías de aficionados es un auténtica
carnicería, salen rebozados en sangre. “Si llego a traer a la novia se muere”,
decía un amigo en aquella (única) velada en la que se me ocurrió la tontería de entrar.
Rubin Hurricane
Carter empleó el tiempo de cárcel en estudiar Derecho; consiguió que revisaran
su causa, el juez no tuvo más remedio que reconocer que hubo amaño. Hay una
película,- de 1999, creo, protagonizada por Denzel Washington-, que trata el
asunto. Desgraciadamente las trampas policiales siguen siendo práctica normal,
por eso es peligrosa la legislación española que pretende evitar que se graben
sus actuaciones. Habéis visto en la tele recientemente que sólo la presencia de
teléfonos con cámara ha podido demostrar tropelías contra los negros en USA.
(Perdón, allí no dicen “negros”, sino “afroamericanos”. Bueno, pues las
tropelías contra afroamericanos…negros como el carbón).
Espero que el Huracán se salve, aunque ya dice su “preparador”, el Coralín, que la recuperación será muy lenta. Esperemos que nadie tenga que
ganarse la vida dando puñetazos en la cabeza a otros. Esperemos que nunca más
un policía blanco ponga su pistola en la sien a otro ser humano por ser más
obscuro de piel. Os dejo con Dylan, que no sé si vale un Nobel, -paso de
premios-, pero sí merece la pena que se lean bastantes de sus canciones.
Couldn't help but make me feel ashamed to live in a land
Where justice is a game.
Now all the criminals in their coats and their ties
Where justice is a game.
Now all the criminals in their coats and their ties
are free to drink martinis and watch the sun rise
whike Rubein sits
like Buddha in a ten-foot cell
An innocent man in a living hell.
That's the story of the Hurricane…
That's the story of the Hurricane…
No puedo evitar sentirme avergonzado de vivir
en una tierra donde la justicia es un juego
Ahora los criminales con sus abrigos y sus corbatas
en una tierra donde la justicia es un juego
Ahora los criminales con sus abrigos y sus corbatas
son libres de beber martinis y de ver salir el sol
mientras Rubin se sienta
a lo Buda en una celda de tres metros.
Un hombre inocente viviendo un infierno.
Ésta es la historia del Huracán.
Comentarios
Publicar un comentario